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«Si no pueden fecundar no tienen derecho a ser padres»

El obispo Cuenca abordó el análisis de la reforma del Código Civil que elabora una comisión, a pedido de la presidenta. Comparó los avances de la medicina con prácticas del nazismo y dijo que el Estado debe contemplar el bien común. Aseguró que la fecundación asistida es un "pecado" y recomendó la adopción

–¿Cómo analiza los cambios en el Código Civil?

–Son un cuerpo de leyes. No atienden sólo cuestiones particulares sino que deben mantener principios. Hay que ver si esos principios son modificables por la contingencia.

–Algunos van a modificar la vida de las personas…

–Algunas cosas se plantean con frecuencia. ¿Eso va a tener que entenderse como legislación? Un ejemplo: la violencia que hoy se produce con robos y asesinatos a veces porque los chicos están drogados se constituye en una situación que se va volviendo más habitual. Es verdad que es una cuestión penal, pero hay principios que se van elaborando sin llegar a serlo propiamente a modo de costumbre y la costumbre no siempre varía el principio previo. En términos de la Iglesia, un pecado por más sistemático que esté presente no invalida que sea pecado.

–¿Qué considera pecado?

–Por ejemplo, todo lo que habla de fecundación asistida. No lo pongamos en términos de pecado. Si yo reconozco vida desde que los núcleos de los espermatozoides se juntan con los óvulos, o sea que el ADN se forma, lo puedo tomar con respecto a la vida como un derecho constitucional previo al código.

–¿Entonces constituiría un pecado, según usted?

–Por supuesto, es pecado, pero más que un pecado es meterse en querer manejar la vida. Dios nos dio la sexualidad como un camino de riqueza, de comunión de personas. Si la incumplen el varón y la mujer no es una cosa circunstancial por más que se haya generalizado y se propicie inadecuadamente eso. El gesto tiene que ser coherente. Dios nos la dio hasta anatómicamente conformados entre el varón y la mujer para que sea una entrega plena. Si en esa entrega plena no se puede concebir un hijo… el hijo no es un derecho. Dos varones nunca van a tener un hijo. Una mujer o un hombre que no pueden fecundar nunca no tienen derecho a ser padres. Si naciste con cinco centímetros más en una pierna que en otra, por más operaciones que te hagas, por más estética, no vas a pretender caminar exactamente o ser campeón en cien metros. No hay derecho. Dios puso en el varón y en la mujer una serie de elementos. Pero una serie de, llamémosle así, deficiencias que el hombre ha planteado imposibilita a veces que esas cosas se den normalmente. Cuando el Estado no alienta el bien común y permite cualquier cosa se hace una apología del delito.

–¿La reforma del Código Civil es una apología?

–No, no digo eso. Digo que el Estado, cuando no tiende al bien y lo cuida, pasa esto. Si reparto armas cargadas, ¿después me voy a escandalizar de que uno le pegue un tiro al otro?

–Una cosa es repartir armas y otra es legislar sobre cuestiones particulares…

–Si yo reparto preservativos, ¿qué estoy haciendo? Soy testigo de que en una fiesta de la primavera, en Córdoba, se repartían preservativos a niños de 12 años. Eso y repartir armas es análogo. Seamos coherentes con lo que decimos. Si decimos que defendemos la vida desde la concepción, como está constitucionalmente planteado, tengo que defenderla. No vengan después con los congelados o los gametos a hacer lo que quieran y a los dos o tres años de vencidos los tiran a la basura. Estamos matando chicos. Legislen eso. Esta reforma no propicia el bien común.

–¿Cuáles son los principios a respetar en este nuevo código?

–Por ejemplo, el matrimonio igualitario significa deformar el término. Es legítimo que se dé una unión civil de personas del mismo sexo porque es la voluntad, pero con esa equiparación se deforma el lenguaje. No metamos todo en la misma bolsa. Cuidemos que la reforma tenga un código y un nivel de principios en la búsqueda del bien común.

–¿Qué opina en referencia al alquiler de vientres?

–La maternidad no es un derecho. El alquiler de vientres es usar, utilizar, hacer una cosificación de alguien que tiene la riqueza de cuidar, engendrar y desarrollar una persona, y más allá del dato genético de quienes son los gametos, del conocimiento o del desconocimiento. Esto significa que en un futuro –por ejemplo– dos hermanos se puedan casar, dicho hipotéticamente. La única manera de engendrar la vida es a través de la expresión de amor del hombre y la mujer.

–También se podrán hacer acuerdos previo a la unión…

–Si la unión es un contrato parcial basado en lo económico, que hagan lo que quieran. Pero si la unión de un varón y una mujer se orienta a una comunidad de vida y amor, es distinto. Si es un contrato de convivencia parcial con divorcio exprés de dos años o cinco años… ¿y eso para qué? Sin catalogación de nadie, pero una prostitución más o menos prolongada es casi lo mismo.

–¿Lo entiende como una acto de prostitución?

–Si una persona comercializa su cuerpo es prostitución propiamente, según la Real Academia.

–Muchas de estas personas van a la Iglesia, creen en Dios…

–Creer en Dios es una condición humana. Que existen esos grupos no es novedad. Es el tiempo de la vida (cuaresma) para descubrirlo y elegirlo plenamente. No dejamos de invitar a una verdad mucho más rica. No los combatimos.

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