Naciones Unidas ha publicado un demoledor informe sobre la vulneración sistemática de los derechos humanos cometidos por China contra los uigures y otras minorías étnicas en la región occidental de Xinjiang. A continuación, una breve descripción de la región y sus habitantes.
¿Dónde está Xinjiang?
La vasta región de Xinjiang se extiende en el lejano oeste de China y representa una sexta parte de su superficie continental. Su población de alrededor de 26 millones de personas es étnicamente diversa, con uigures, kazajos, kirguises y otros grupos minoritarios.
Rica región con desiertos, praderas y cordilleras montañosas, Xinjiang limita con ocho países, incluidos Rusia, Afganistán y Pakistán. Situada en la antigua Ruta de la Seda, la región posee importantes recursos naturales como carbón, petróleo y gas, además de valiosos minerales y metales.
La región ha entrado y salido de los dominios chinos a lo largo de los siglos, pero volvió a caer en la órbita de Pekín cuando el Partido Comunista lanzó un programa militar de asentamiento tras tomar el poder en 1949.
¿Quiénes son los uigures?
Los uigures son una etnia mayoritariamente musulmana que hablan un idioma túrcico y son culturalmente más cercanos a las comunidades de Asia Central que a Pekín. Unos 12 millones viven en Xinjiang, lo que representa un 45% de la población. Su cuna cultural se ubica en el sur árido de la región. En 1953, los uigures conformaban un 75% de la población de Xinjiang, según un censo citado en el informe de la ONU. En cambio, la etnia china han ha pasado de un 7% al 42%.
Históricamente, algunos uigures se han opuesto al control chino y promovían la creación de un país independiente conocido como Turquestán Oriental. Denuncian también que Pekín ha limitado las expresiones cultural y religiosa de los uigures.
¿Por qué Pekín actúa contra los uigures?
El poder comunista acentuó las medidas de seguridad en Xinjiang en años recientes en lo que presenta como una campaña para combatir el separatismo y el extremismo islamista. En 2009, enfrentamientos violentos causaron la muerte de 200 personas en la capital regional Urumqi. Una serie de aparentes atentados ocurrieron en los años siguientes, incluyendo un ataque en 2013 en la plaza Tiananmen de Pekín y un ataque suicida en la estación de tren de Urumqi en 2014.
Las autoridades respondieron con una campaña para «golpear duro» contra el supuesto terrorismo, levantando puntos de control en ciudades de Xinjiang, desplegando redadas en domicilios y prohibiendo algunas expresiones de la fe islámica. Esta campaña se ha intensificado desde 2017, cuando Pekín abogó por erradicar el extremismo de una vez por todas.
¿De qué se acusa a China?
Pekín recibió acusaciones de encarcelar a un millón de uigures y otras minorías musulmanas en una red de centros de detención en Xinjiang.
Activistas y uigures en el exilio denuncian múltiples abusos en estos centros, desde tortura, a trabajos forzados, pasando por esterilización forzosa y adoctrinamiento político. El informe de la ONU apuntó a indicios «creíbles» de tortura, tratamientos médicos forzados o violencia sexual. Pero no etiquetó estas acciones como «genocidio», como ha hecho Estados Unidos o parlamentos de países occidentales.
China define estas acusaciones como «la mentira del siglo» e insiste en que sus acciones en Xinjiang han ayudado a prevenir el extremismo e impulsar el desarrollo.
Según el poder comunista, la red de instalaciones son centros de formación de inscripción voluntaria.