En agosto de 2017 empezó el éxodo rohingya, sin embargo, cinco años después, casi un millón de refugiados de esta minoría viven hacinados en los campos de Cox’s Bazar.
Cinco años han pasado desde aquel fatídico día en el que más de 700.000 rohingyas se vieron obligados a huir de sus hogares para escapar de la “limpieza étnica” llevada a cabo en Myanmar. Por ello, António Guterres, Secretario General de la ONU, pidió a la comunidad internacional seguir buscando soluciones integrales, duraderas e inclusivas a la crisis.
Y es que, la toma de posesión militar en febrero de 2021 agravó la situación humanitaria, de derechos humanos y de seguridad en Myanmar. De hecho, el titular de la ONU recordó que “cerca de un millón de refugiados siguen acogidos en Bangladesh, sin perspectivas inmediatas de retorno, mientras que más de 150.000 rohingyas siguen confinados en campamentos en Rakhine”.
Ante esta situación, Guterres señaló que la “participación plena y efectiva del pueblo rohingya es parte inherente de una solución a la crisis impulsada por Myanmar”. Además, la “justicia para las víctimas contribuirá a un futuro político sostenible e inclusivo para el país y su pueblo”.
Una táctica de guerra
Como en todo conflicto, las mujeres y los niños son quienes sufren la peor parte, y este caso no fue la excepción. De acuerdo con Pramila Patten, representante especial del Secretario General sobre la Violencia Sexual en los Conflictos, quien visitó los campos de refugiados en 2017 y 2018, “todas las mujeres con las que hablé dijeron que querían ver a los autores castigados. Todas -sin excepción- exigían justicia”.
Además, en 2019, la Misión Internacional Independiente de Investigación sobre Myanmar dictaminó que “la violación y la violencia sexual forman parte de una estrategia deliberada para intimidar, aterrorizar o castigar a la población civil, y se utilizan como táctica de guerra”.
La representante especial reiteró su llamado “para que la comunidad internacional redoble sus esfuerzos para seguir apoyando la dignidad y el bienestar de la comunidad rohingya y para que garantice que los autores rindan cuentas y que los supervivientes tengan acceso efectivo a reparaciones y compensaciones”.
Por otro lado, la Organización Internacional para las Migraciones manifestó que los refugiados rohingyas en Bangladesh dependen totalmente de la ayuda humanitaria, lo que los hace vulnerables a caer en las redes de trata de personas. @mundiario