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¿Tiene usted poderes paranormales? pues apresúrese, el premio de un millón de dólares se acaba

¿Es usted una de esas personas que durante una sobremesa adivina los embarazos de sus compañeras de mantel con sólo girar una medalla? Dese prisa. El desafío que desde hace dos décadas ofrece un millón de dólares a quien demuestre poderes paranormales se acaba en menos de un año.

Los poderes mentales existen. Así es. Como lo leen. El cerebro nos permite soñar, enamorarnos, y no digamos oír, hablar, recordar, pensar… «¿No te parece que todas esas cosas son ya muchas como para que, además, el cerebro tenga otros poderes?», se pregunta Carlos Álvarez, doctor en Sicología en la Universidad canaria de La Laguna y autor del reciente libro «La parapsicología ¡vaya timo!'' (Laetoli, 2007). Precisamente a desenmascar esos otros poderes, los llamados paranormales, ha dedicado sus últimos años un curioso personaje, otrora mago y hoy inquisidor de charlatanes, mentirosos y embaucadores. Se trata del canadiense Randall James Hamilton Zwinge, más conocido como James Randi y apodado «El Asomboroso Randi», un declarado enemigo de la parasicología y que desde hace una década tiene puesto sobre la mesa un millón de dólares para aquella persona que «pueda mostrar, en condiciones apropiadas de observación, un suceso o poder oculto, sobrenatural o paranormal».

El 4 de enero ded 2008, el boletín «SWIFT'', de la Fundación educativa que lleva su nombre, anunció que ya que en tanto tiempo nadie había conseguido demostrar poder mental de ningún tipo, daba un plazo de dos años más, hasta el 6 de marzo de 2010, para que alguien supere el desafío.

No parece que detrás de esta decisión esté un hipotético temor a que alguien pueda probar que es capaz de doblar cucharillas con la mente, leer los pensamientos de quien se sienta enfrente, acertar el «Gordo» de la lotería o adivinar el futuro leyendo la mano o echando unas cartas. La razón aducida es que reservar en un banco ese millón de dólares no tiene ningún sentido, y mejor darle una salida más beneficiosa. Quien desee aspirar al premio, ya lo sabe, le queda poco menos de un año.

Son miles y miles de personas las que aseguran tener algún tipo de poder extrasensorial, extraordinario, paranormal. Escriben libros, realizan programas de televisión, montan consultas, crean sectas y, sobre todo, sacan mucho dinero a sus crédulos clientes. ¿Por qué no demostrar esas potencialidades a través de unos procedimientos controlados y donde se elimine cualquier artimaña o fraude? Eso es lo que pensó James Randi, famoso ilusionista de los años cincuenta, que decidió contar al mundo los trucos de estos personajes, emulando a otro más famoso colega, el escapista Houdini, que también hizo algo similar entre finales del siglo XIX y principios del XX.

En la década de los sesenta, Randi ofreció la suma de 1.000 dólares de sus propios ahorros a quien probara cualquier tipo de fenómeno paranormal, respondiendo así al reto que a su vez le había hecho un medium para demostrar sus acusaciones. Gracias a otras aportaciones, la cantidad fue en aumento, hasta llegar al millón de dólares. Una cifra a la que muchos han optado, aunque, por lo que se ve, ninguno adivinó que no la iba a conseguir; ninguno, excepto el propio Randi, que cree a pie juntillas que todos esos «poderes» no son sino un engaño.

En los años setenta, la figura mediática de este desenmascarador de fraudes se disparó tras retar públicamente al no menos popular Uri Geller, el doblador de cucharas israelí al que José María Iñigo dio a conocer entre nosotros a través de la pequeña pantalla en blanco y negro de aquellos tiempos. Randi llegó a escribir un libro titulado «La magia de Uri Geller'', lo que le valió recibir varias demandas judiciales y edificar una rivalidad que continúa hoy en día.

Lo que pide Randi es sencillo, aunque el método a utilizar pueda enfrentar a creyentes y escépticos. Ambas partes, su fundación y el desafiante, deben acordar de forma previa qué resultados serían un éxito y cuáles un fracaso. Después, se hace una prueba provisional y, de superarla, otra definitiva. Muchos se niegan a someterse a ellas, otros se dedican a desprestigiar al propio mago. Según consta en la Wikipedia, se han recibido más de un millar de solicitudes. De las primeras 650 solicitudes (hasta 1982), se llevaron a cabo 54 pruebas preliminares y es que la mayoría de las solicitudes de participación no llegan a término porque ni siquiera son capaces de negociar la forma de realizar la prueba preliminar. Como apunta elocuente el canario Carlos Álvarez, «¿no es sospechoso que en más de veinte años nadie hay pasado siquiera los tests preliminares de la prueba?»

En enero de 2007, Randi modificó las condiciones del examen, incluyendo dos nuevas exigencias: que el aspirante tenga algún tipo de reconomiento mediático sobre sus supuestas habilidades; y que proporcione al menos un documento firmado por un universitario que haya sido testigo de la demostración. Además, su Fundación anunció que periódicamente retaría a personajes conocidos por «vender» poderes paranormales, como el propio Uri Geller o famosos mediums como James Van Praagh, Sylvia Browne o John Edward.

En un programa televisivo en 1989, el propio Randi se enfrentó a varios candidatos: un astrólogo, una lectora de auras, un zahorí, una persona que decía recibir información de una persona a través de sus objetos personales y un parasicólogo. Entre ambas partes acordaron los protocolos del desafío; de por medio, los 100.000 dólares ofrecidos por la propia emisora a quien lograra demostrar sus poderes. Ninguno lo consiguió.

En el programa de televisión «Larry King Live» emitido el 6 de marzo de 2001, el propio King preguntó a Sylvia Browne si estaría dispuesta a aceptar el desafío, y ella aceptó. Sin embargo Browne siempre ha rechazado someterse al desafío desde entonces, y Randi muestra un reloj en su página web que muestra el tiempo transcurrido desde que Sylvia Browne aceptó el desafío hasta hoy, sin defender sus palabras con hechos.

Como acertadamente sentenció Abraham Lincoln, «puedes engañar a algunas personas todo el tiempo y durante un tiempo a todo el mundo, pero no puedes engañar todo el tiempo a todo el mundo».

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