Duro golpe para el gobierno de Jair Bolsonaro con la detención del exministro de Educación de Bolsonaro Milton Ribeiro. Ribero es además pastor presbiteriano y una de las figuras claves para Bolsonaro en el protestantismo sobre el que se ha apoyado para crecer (en especial sobre la rama evangélica ).
Esta miércoles ha sido detenido por la Policía Federal. Junto a él ha sido detenido otro pastor evangélico, Gilmar Santo, amigo íntimo del clan Bolsonaro. Se busca a distintos cargos religiosos como el pastor evangélico Arilton Moura que está en busca y captura.
En total se han emitido trece ordenes de allanamiento y cinco de detención en distintos estados: Pará (norte), Goiás (centro), Sao Paulo (sureste) y el Distrito Federal de Brasilia.
La operación puesta en marcha para estas detenciones ha tenido el nombre de “Acceso pago” y acusa a los religiosos de una trama de corrupción mediante tráfico de influencias para enriquecerse mediante el uso de los recursos de Ministerio de Educación.
Los religiosos se auto declaraban como miembros del equipo de Ribeiro, viajando a ayuntamientos e instituciones públicas. Allí exigían la compra de miles de biblias (muchas de ellas con la cara del exministro de Educación de Bolsonaro) para a cambio, liberar el presupuesto del Ministerio de Educación para sus municipios.
Distintos alcaldes de pequeños municipios del interior han corroborado esto en declaración al senado. Uno declaró que se le exigía 10.000 dólares en monedas de oro para la compra.
Así, se enfrentan a distintas penas de prisión como: tráfico de influencias (2 a 5 años), corrupción pasiva (2 a 12 años) o prevaricación (3 meses a 1 año).
Pongo por él mi cara en el fuego»: la caída del exministro de Educación de Bolsonaro
Las sospechas empezaron el año pasado, cuando el ministro de Educación de Bolsonaro aparecía hablando en un audio sobre que las prioridades del Ministerio de Educación de Brasil sería impulsar a las iglesias pentecostales afines al gobierno.
Este audio obtenido por el periódico diario Folha de Sao Paulo puso a Milton Ribeiro en el centro del huracán. Aun así, Bolsonaro se negó a creer en la corrupción del religioso inicialmente y lo defendió.
De hecho pronunció la frase “pongo por él mi cara en el fuego”. Pese a eso en marzo, unos días después, le pidió que abandonara el cargo.
Durante esos días, Bolsonaro también se reunió con distintos pastores evangélicos y salió en uno de los audios de Ribeiro. En el audio dijo que se reunía con distintos pastores a petición de Bolsonaro.
Aunque en el momento no se investigó a Bolsonaro por la falta de indicios, esto podría ponerle en un auténtico aprieto si es llamado a declarar o es investigado.
Además, Bolsonaro hizo de la lucha contra la corrupción uno de sus estandartes y ha intentado ser también una de las claves de su gobierno. Y eso pese a los casos de abuso de poder y manipulación que acechan al presidente en relación a los casos de corrupción de sus hijos.
Una noticia que según fuentes cercanas al presidente resulta un auténtico desastre sabiendo que tan solo quedan unos meses para las elecciones presidenciales y que Bolsonaro aparece como claro perdedor ante Lula Da Silva, quien acapara casi el 50% de los votos.
Bolsonaro y el evangelismo
Las fuerzas religiosas brasileñas han sido junto al ejército uno de los puntos donde Bolsonaro se ha apoyado especialmente.
Aunque Bolsonaro es católico, se ha apoyado especialmente en el evangelismo. De hecho fue bautizado por un pastor evangélico semanas antes de la contienda electoral como Jair Messia Bolsonaro y acude regularmente a una iglesia evangélica.
Así, Bolsonaro ha intentado potenciar esta confesión juntos a otras ramas del protestantismo (como la Iglesia Presbiteriana), otorgándoles cargos públicos, financiación y una mayor visibilidad.
De hecho, su gobierno ha contado con varios de estos cargos, ya sea con el exministro de Educación de Bolsonaro, Milton Ribeiro, como con el exministro de Justicia y pastor presbiteriano, André Mendonça.
Mendonça además fue elevado al cargo de Juez de la Corte Suprema de Brasil, un importantísimo cargo capaz de moldear la política brasileña durante generaciones que se realizó bajo la promesa de Bolsonaro de un juez “terriblemente evangélico”.
La búsqueda del apoyo de esta confesión no es un tema baladí en Brasil.
Los evangélicos representan el 31% de la población y son claves para cualquier intento de reelección del presidente. De hecho, pese a su bajada de popularidad a nivel nacional, los electores evangélicos (generalmente mucho más radicales) han seguido teniendo unos niveles de confianza en Bolsonaro bastante altos.
Esto no es para nada una rareza si no la norma en América, siendo el evangelismo uno de los principales potenciadores de la extrema derecha y los populistas en toda la región.