Jonati Joey Yedidsion, abogada de las cinco denunciantes del líder de La Luz del Mundo, anuncia en entrevista una batería de demandas civiles contra la cúpula de la iglesia: “Vamos a ir tras ellos”
“Fue trágico”. Jonati Joey Yedidsion, la abogada que representa a las víctimas del líder religioso Naasón Joaquín García, se sincera de manera tajante sobre el inesperado desenlace del mayor caso que se recuerde contra un ministro de culto mexicano por abusos sexuales. Apenas hace unos meses, la defensa del autoproclamado apóstol de La Luz del Mundo reconoció que su cliente pudo haber pasado el resto de su vida tras las rejas, pero un acuerdo de último momento con la Fiscalía de California le dio acceso a una sentencia reducida de poco más de 16 años de cárcel. “No fue nada cerca de lo que esperábamos”, afirma. La confesión de culpabilidad, sin embargo, no es el último capítulo de la historia.
Yedidsion anuncia en entrevista que dentro de un par de semanas presentará una batería de demandas civiles, al menos una por cada una de las cinco denunciantes, contra Naasón Joaquín y la cúpula de La Luz del Mundo por facilitar y encubrir los abusos. A diferencia de los procesos penales, los casos civiles suelen resolverse con el pago por los daños causados. La abogada, con amplia experiencia en casos de violencia sexual, señala que hay indemnizaciones que van en el orden de las cinco a las siete cifras, de decenas de miles hasta varios millones de dólares, pero no adelanta todavía una cifra. “Ninguna suma de dinero será suficiente para reparar el daño que Naasón Joaquín provocó a las víctimas, no hay nada que pueda borrar esas heridas y el trauma que sufrieron”, asegura. “Pero voy a empujar para conseguirles tanto como sea posible”, agrega. A eso se sumaría una compensación que el juez establecerá por la vía penal en una nueva audiencia en agosto próximo.
Pese a que se esperaba que se revelaran montañas de evidencia incriminatoria, Naasón Joaquín no respondió por ningún cargo de violación, posesión de pornografía infantil ni tráfico de personas. A la fecha persiste la incógnita de los motivos que llevaron a la Fiscalía a llegar a un arreglo con el líder religioso. Yedidsion no estuvo involucrada en las negociaciones, pero dice que la explicación que recibieron sus representadas fue que los fiscales temían que un error procesal pudiera permitir que los abogados de la defensa tumbaran el caso. Fue una apuesta conservadora. “Los únicos que conocen las razones son ellos”, afirma. Ninguna de sus representadas fue consultada al momento de decidirlo.
“Si soy honesta”, confiesa la abogada, “aún me pregunto cuánto influyó que las víctimas de Naasón Joaquín García fueran latinas”. La Luz del Mundo se fundó en la ciudad mexicana de Guadalajara en 1926, pero desde los años ochenta y noventa vivió un periodo de expansión que la llevó a tener representaciones en más de 50 países. Su mayor núcleo de seguidores en el extranjero, sin embargo, está en Centroamérica y Estados Unidos, donde cuenta con decenas, sino cientos de células. Fue un caso juzgado en Estados Unidos por crímenes que se cometieron en Estados Unidos, pero recibió mucha más atención mediática en Latinoamérica que en ese país.
“Creo que sí se prestó atención en Estados Unidos, pero nada comparado a lo que imaginábamos, este es uno de los casos más terribles que he enfrentado desde que me especializo en abuso sexual”. A la mente vienen otros casos similares como el de la secta NXIVM, que involucró a celebridades televisivas (blancas) y que se saldó con la sentencia de 120 años de cárcel contra su fundador, Keith Raniere. También el caso de Warren Jeffs, el “profeta” de los mormones fundamentalistas, una denominación polígama y abrumadoramente blanca, que fue condenado a cadena perpetua por dos cargos de violencia sexual contra menores de edad. “Creo que esos casos recibieron mucha mayor publicidad, mucha más cobertura de los medios y por eso, los perpetradores enfrentaron consecuencias muy diferentes”, afirma.
“Es devastador, pero tristemente es cierto”, dice Yedidsion sobre el papel que tiene el tema racial en la justicia estadounidense. “Son casos que se resuelven por un jurado de 12 personas con mentalidades y personalidades diferentes, pero también con sesgos y predisposiciones”, explica la abogada. “En mi experiencia, las minorías no son valoradas de la misma forma que otros miembros de la comunidad, ya sean hispanos, negros o de cualquier otra etnia”, comenta. “Espero estar equivocada, espero que no sea verdad, pero es mi opinión”, matiza.
Todos estos imponderables se suman al hecho de que las víctimas denunciaron a quien, según la religión en la que crecieron, es el “representante de Dios en la Tierra”. “No dudo que La Luz tenga principios y enseñanzas valiosas”, dice la abogada. “Pero creo que lo que hizo Naasón es muy similar a las ideologías de algunas sectas: un líder carismático, reverenciadado, la mentalidad ellos contra nosotros, la jerarquía estricta, la secrecía (…) todo esto permitió que pudiera salirse con la suya con prácticamente cualquier cosa”, reflexiona. “Todas las denunciantes estaban muy asustadas de las consecuencias de desafiar a quien creían y les enseñaron que era Dios”, asegura sobre sus clientes, referidas en el caso como Jane Does para proteger su identidad y su seguridad. “Estas chicas fueron verdaderas heroínas al ser las primeras en atreverse a hablar de estos abusos, hicieron un sacrificio enorme”, dice.
Yedidsion espera que la forma como las autoridades manejaron el caso no desanime a que más personas denuncien. “El abuso sexual es algo tan privado, tan penoso y tan personal que es verdaderamente difícil que las víctimas hablen y se expongan”, señala. “Ciertamente, un resultado como este, con un acuerdo de culpabilidad que puede no ser justo dado lo que pasó, se convierte en un obstáculo”, reconoce. “Pero, a final de cuentas, Naasón estará en la cárcel por 16 años y ocho meses, algo que no es poco y que no habría sido posible si estas mujeres no hubieran tenido el valor de denunciarlo”, comenta.
Incluso tras las rejas, el líder de La Luz del Mundo tiene múltiples frentes abiertos: investigaciones en Estados Unidos y México; demandas civiles como la de Sochil Martin, la primera mujer que destapó los abusos, y ahora las nuevas demandas de las Jane Does, más las que se sumen. “Naasón no actuó solo”, afirma Yedidsion. “Nadie en la cúpula de la iglesia hizo nada para proteger a estas niñas, a pesar de que fueron abusadas durante años, y por eso vamos a ir tras ellos”.