Después de meses de tranquilizar a los laicos críticos, los políticos islamistas en Túnez y Egipto han empezado a establecer pautas sobre cómo deben ser sus estados musulmanes, y las primeras señales indican que quieren más religión de lo admitido hasta ahora.
Los partidos islamistas barrieron en las primeras elecciones libres en ambos países en los últimos meses tras realizar campañas que hacían hincapié en su disposición a trabajar con los sectores laicos que lucharon con ellos en las revueltas de la primavera árabe contra décadas de dictaduras.
Con los plazos políticos en el horizonte, un partido tunecino clave en la asamblea constituyente y el líder de la influente Hermanos Musulmanes de Egipto difundieron sendos comunicados esta semana revelando un mayor énfasis del Islam en el gobierno.
Lista Popular, el partido al que se ha asignado la redacción de una nueva constitución en Túnez, anunció el lunes que su borrador considera el Islam "la fuente principal de la legislación", una frase que denota leyes basadas en el código legal y moral de la sharia.
El martes, el líder de los Hermanos Musulmanes egipcios, Mohamed Badie, dijo que su grupo quería un presidente con una "base islámica". Ese término es vago, pero no tanto como el conciliador "candidato de consenso" del que hasta ahora se había oído hablar a la mayoría de partidos.
Los laicos en ambos países advirtieron a los votantes en contra de dar la confianza a los islamistas y estos cambios sutiles podrían haber salido directamente de un libro de jugadas de cómo los islamistas pretenden introducir más religión en los sistemas políticos y jurídicos.