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Injerencia vaticana en Italia

La Santa Sede reclama cambios en el proyecto de ley contra la homofobia.

Las relaciones entre Italia y el Vaticano siempre han sido muy porosas, pero no se recuerda una injerencia tan fuerte de la Santa Sede en política italiana en los últimos años. El motivo de la discordia es el proyecto de ley contra la homofobia y la transfobia, la llamada ley Zan –por el diputado que lo impulsa, Alessandro Zan, del Partido Demócrata (PD)– que, según el Vaticano, viola el concordato entre ambos estados, firmado en 1929 con Benito Mussolini, que garantizó la independencia como país, y fue renovado en 1984.

El proyecto de ley es el primero contra la discriminación del colectivo LGTBI en Italia y se está ultimando en el Senado después de haber sido aprobado en la Cámara de Diputados. El Vaticano ha protestado oficialmente a través de una carta entregada el jueves pasado por el secretario para las Relaciones con los Estados –el ministro de Exteriores vaticano–, monseñor Paul Richard Gallagher, ante la embajada italiana ante la Santa Sede. En la carta, Gallagher pedía una serie de cambios porque considera que son contrarios al concordato que regula las relaciones vaticanas con Italia.

El motivo

El Vaticano teme que la ‘ley Zan’ pueda llevar a la criminalización de la Iglesia

La ley Zan , muy esperada en este país, castigaría con hasta cuatro años de cárcel la violencia u hos­tigamiento por motivos de sexo, ­género, orientación sexual o iden­tidad de género. Sin embargo, el Vaticano teme que el proyecto ­legislativo pueda llevar a la criminalización de la Iglesia por rechazar el matrimonio homosexual o enseñar teoría de género en las ­escuelas católicas, entre otros asuntos.

En concreto, el Vaticano está disgustado porque cree que la ley va contra el segundo artículo del concordato, sobre la misión “pastoral, educativa y caritativa” de la Iglesia. El pacto entre la Santa Sede e Italia reconoce que la Iglesia tiene plena libertad de desarrollar su misión y evangelización, así como el derecho a ejercer públicamente el culto y ministerio. Además, garantiza a los católicos la libertad de “manifestación de pensamiento con palabra, escrita o cualquier otro medio de difusión”. Como el proyecto de ley persigue la discriminación por motivos basados en la orientación sexual como delito de odio, la Iglesia tiene miedo que su posición sobre estos temas pueda ser considerada un acto delictivo.

Declaración de 13 estados de la UE

Condena a Hungría por su ley anti-LGTBIQ

Trece países europeos han censurado los cambios legislativos introducidos en Hungría que discriminan a la comunidad homosexual y piden a la Comisión Europea que denuncie el caso ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE). Es una declaración conjunta, promovida por los países del Benelux, y a la que se han sumado España, Francia, Alemania, Dinamarca, Suecia, Finlandia, Irlanda, Lituania, Letonia y Estonia. “Expresamos nuestra grave preocupación sobre la adopción por el Parlamento húngaro de enmiendas que discriminan a las personas LGTBIQ y violan el derecho a la libertad de expresión baso el pretexto de proteger a los niños”, dice la declaración que los países han suscrito durante su participación en un Consejo de Asuntos Generales en Luxemburgo. También añade que supone “una forma flagrante de discriminación basada en la orientación sexual, la identidad y la expresión de género, y por tanto, merece ser condenada”. El comunicado es una reacción a las enmiendas introducidas en una serie de leyes húngaras, como las de protección de la infancia, la actividad publicitaria de las empresas, medios de comunicación, protección de la familia y educación pública para prohibir “la representación y la promoción de identidad de género diferente al sexo de nacimiento, el cambio de sexo y la homosexualidad” para los menores de 18 años. “La Unión Europea no es ante todo un mercado único o una unión monetaria. Somos una comunidad de valores, y estos valores nos obligan a todos”, dijo el secretario de Estado alemán para Asuntos Europeos, Michael Roth. Trece países suscribieron la declaración y otros 13 no, entre ellos Portugal, que alegó que no lo hacía por su deber de neutralidad al ocupar la presidencia. La Comisión Europea dijo que ya está analizando la ley húngara para determinar si la denuncia al TJUE. / Jaume Masdeu

Además, la ley Zan establece que el día 17 de mayo será el día nacional contra la Homofobia y la Transfobia, un día en el que todas las escuelas deberán organizar reflexiones sobre el asunto, algo que tampoco ha gustado en el interior de los muros vaticanos.

Según el Corriere della Sera , que destapó la noticia, se trata de un acto “sin precedentes en la historia de las relaciones entre los dos estados, o al menos, no hay precedentes públicos”. El portavoz de la Santa Sede, Matteo Bruni, confirmó a La Vanguardia que el documento fue entregado “informalmente” al embajador italiano ante la Santa Sede.

Un hecho insólito

Según el ‘Corriere’, es un acto “sin precedentes entre ambos estados”

Desde su elección en el 2013 el papa Francisco ha tenido una postura más abierta que sus predecesores con el colectivo LGTBI, y muy recordada es su frase “quién soy yo para juzgarles” en su regreso de su viaje papal a Brasil en el primer año de su pontificado. Recientemente, abrió una polémica al decir en un documental –que tomó una parte no publicada de una entrevista anterior– que estaba a favor de que las parejas homosexuales tengan una cobertura legal. Sin embargo, el Vaticano sigue oponiéndose a defender el matrimonio entre dos personas del mismo sexo y ve la “ideología de género” como una amenaza a la familia tradicional, por no hablar de su contrariedad a las adopciones homosexuales.

La carta vaticana ha agitado el debate sobre la ley italiana, que la ultraderechista Liga de Matteo ­Salvini, quien agradeció a la Santa Sede su “sentido común”, ha intentado bloquear en el Senado. Por su parte el secretario general del PD, Enrico Letta, dijo querer leer la ­carta vaticana pero reiteró su compromiso a aprobar “una norma de civismo”.

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