James Huntsman, hermano del exgobernador de Utah Jon Huntsman Jr., dice que su caso no es contra las creencias de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, sino que se trata de un episodio de “fraude y codicia empresarial”.
James Huntsman, hermano del exgobernador de Utah Jon Huntsman Jr. e hijo del fallecido filántropo Jon Huntsman Sr., está exigiendo la devolución de millones de dólares que donó a la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días entre los años 1993 y 2017.
Con ese propósito Hunstman presentó una demanda federal en el Tribunal de EEUU para el Distrito Central de California, acusando a la Iglesia de fraude.
Pero Huntsman, quien dice que su caso no es contra la fe mormona, sino contra un “caso de fraude y codicia empresarial”, quiere destinar su dinero para beneficiar a las organizaciones benéficas a favor de las personas LGBTQ, las comunidades afroamericanas, las causas de los derechos de las mujeres, y a las demás personas marginadas por las enseñanzas y doctrinas de la Iglesia.
Huntsman alega que la Iglesia ha gastado los diezmos de sus miembros en empresas comerciales, y no en los fines caritativos y misionarios para los cuales son realmente donados. Y da como ejemplo una inversión de 1,500 millones de dólares de los fondos donados por los feligreses en el centro comercial City Creek Center de Salt Lake City.
Hunstman dice haber tenido conocimiento del fraude perpetrado por la iglesia gracias a una denuncia presentada ante el Servicio Interno de Rentas de Estados Unidos, o IRS por sus siglas en inglés, en diciembre de 2019 por David Nielsen, quien era un administrador de inversiones de alto nivel en la Iglesia.
En dicha denuncia, Nielsen alegó que la Iglesia estaba utilizando 100,000 millones de dólares exentos de impuestos para mantener a flote a dos empresas comerciales, el centro comercial City Creek Center y la compañía de seguros Beneficial Life, en un flagrante engaño a sus miembros.
La iglesia niega la acusación. Eric Hawkins, gerente de medios nacionales, dijo en una declaración que los fondos del diezmo “se utilizan para una amplia gama de propósitos religiosos, incluida la obra misional, la educación, las causas humanitarias y la construcción de centros de reuniones, templos y otros edificios importantes en la obra de la Iglesia, como se refleja en las Escrituras y lo determinan los líderes de la Iglesia”.
Hunstman dice que después de enterarse de la denuncia de Nielsen, pidió a la iglesia que le devolvieran sus donaciones, pero que la iglesia rechazó su reclamo repetidamente, afirmando que “podían hacer lo que quisiera con los fondos del diezmo”.