El propio primer ministro ha criticado que las iglesias permitan a cientos de fieles asistir a misa pese al confinamiento.
Dos equipos de periodistas han sido agredidos este domingo cuando intentaban grabar las imágenes de la misa en dos iglesias protestantes de Países Bajos en las que no se respetaban las medidas sanitarias para evitar contagios.
Los incidentes han ocurrido en las iglesias de Urk y de Krimpen aan den Ijssel, donde cientos de fieles participaron en ceremonias religiosas a pesar de la prohibición expresa de las autoridades.
En ambos casos los periodistas han sido atacados frente a las iglesias. En Krimpen an den Ijssel, cerca de Rotterdam, un hombre de 43 ha propinado varias patadas y puñetazos a un reportero de televisión, han relatado testigos presenciales. Poco después, el agresor fue sacado de la misa y detenido, ha informado la Policía.
En Urk, al noreste de Ámsterdam, un hombre ha atropellado deliberadamente a un cámara con su coche. Anteriormente los informadores fueron golpeados por los feligreses. Los informadores están heridos leves.
Tanto la Policía como la clase política han condenado esta violencia. «El periodismo independiente es necesario para un Estado democrático constitucional», ha indicado el ministro de Justicia, Ferd Grapperhaus.
Varios diputados han reaccionado de forma similar. «Que los periodistas hagan su trabajo», ha publicado en Twitter la líder del Partido Socialdemócrata, Lilianne Ploumen.
El propio primer ministro, Mark Rutte, ha criticado que las iglesias hayan permitido a cientos de fieles asistir a misa a pesar del confinamiento.
La Constitución impide que se prohíban las ceremonias religiosas, pero la mayoría de las parroquias han cumplido con la recomendación y limitan a 30 el número de asistentes.