Llega a afirmar que el diálogo entre teología y otras ciencias es posible.
Entre sus despropósitos llega a afirmar que la fe es una forma no menos rigurosa de acercarse a la realidad.
Y ese es el problema que la Universidad, una institución pública, lo costea y avala.
Si quiere conocer todos los disparates puede leer la entrevista abriendo el archivo adjunto.
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