Una peligrosa faceta de la creciente polarización, división y enfrentamiento del pueblo norteamericano se da entre católicos y cristianos, como ocurre de igual manera en nuestro país (México).
La controvertida elección presidencial en Estados Unidos por las perversas maniobras de Donald Trump al intentar ensuciar el proceso y la jornada electoral deja grandes lecciones.
De entrada, si queremos preservar un régimen democrático es indispensable construir ciudadanía, a través de la educación integral con base en principios y valores universales.
La lucha y defensa por la vida, la libertad y la dignidad humanas, permitirán cobrar un grado de conciencia mayor a la población en general y facilitar por ende la construcción de ciudadanía.
Al mismo tiempo, coadyuvará a propiciar la organización de la población en general y de la ciudadanía en particular, a fin de pasar de la democracia representativa a la participativa.
De ninguna manera es una simpleza, por el contrario, es echar los cimientos para lograr la permanente y activa vertebración y participación en diversos organismos sociales y políticos.
Esa amalgama hará posible construir un amplio y sólido movimiento ciudadano que enfrente de manera organizada los intentos autocráticos y autoritarios de los gobiernos populistas.
Otra gran lección que deja, a nuestro juicio, la inminente derrota de Donald Trump por parte del “Tío Joe” Biden, es el papel protagónico de los medios como defensa de la democracia.
Las cadenas de televisión MSNBC, NBC News y ABC News, cortaron el jueves el mensaje de Trump al afirmar, sin presentar pruebas, que los demócratas le quieren “robar” la elección.
Brian Williams, de MSNBC, dijo que la decisión de cortar el mensaje se debió a que éste “no se basa en la realidad, y en este momento en el que está nuestro país, es peligroso”.
El periodista Anderson Cooper, presentador en CNN dijo que Trump “se dio cuenta que su tiempo se acabó, pero no lo ha aceptado y quiere arrastrar a todos con él, incluyendo este país”.
Ya desde el miércoles, MSNBC y ABC cortaron el mensaje de Trump, quien salió en una conferencia de prensa a asegurar falsamente que había ganado y a denunciar, sin pruebas, que se está cometiendo fraude en el conteo.
Tampoco hay que perder de vista que al igual que ocurre con el presidente Andrés Manuel López Obrador en México, el presidente Donald Trump exacerbó los sentimientos religiosos.
El pastor George Pearsons informa que “Dios está muy molesto con lo que le está sucediendo a Trump durante las elecciones y el enojo lo hace arremangarse para entrar en acción”.
Asimismo, un grupo de mujeres Trumpistas llegaron al departamento electoral del condado de Clark, en Nevada. Dicen orar para que se haga justicia y que prevalezca “la rectitud”.
Ésta es otra faceta de la creciente polarización, división y enfrentamiento del pueblo norteamericano entre católicos y cristianos, como ocurre de igual manera en nuestro país.
El presidente Andrés Manuel López Obrador es cristiano pentecostal y su gobierno ha apoyado a las iglesias cristianas, incluso, con el Partido Encuentro Social, hoy Encuentro Solidario.
En este sentido, tampoco hay que pasar por alto que Joe Biden será el segundo presidente católico de Estados Unidos, después del malogrado líder carismático John F. Kennedy.
Hace 60 años, los católicos de todo Estados Unidos seguían nerviosos las noticias: un católico irlandés se perfilaba para convertirse en trigésimo quinto presidente de Estados Unidos.
Así, “Jack” para sus amigos o por su sobrenombre JFK, pondría fin al histórico monopolio protestante sobre la Casa Blanca y sobre la respetabilidad convencional de clase media.
Sabían que el triunfo del católico John F. Kennedy y el de ellos mismos no se daría fácilmente. Un amplio esfuerzo buscaba socavar las probabilidades de Kennedy debido a su fe.
En las “campañas negras” circulaban panfletos que advertían de una potencial “milicia católica” y de la inminente conversión de todas las escuelas públicas a escuelas católicas.
Kennedy ganó. Y ese éxito allanó el camino para la indiferencia e incluso oposición activa de los católicos de raza blanca a la elección del segundo presidente católico de EE.UU., Joe Biden.
Kennedy enfrentó el prejuicio de origen antiguo e ideológico contra los católicos. La república estadounidense se fundó sobre las ideas de pensadores liberales que veían con recelo a los católicos.
La Iglesia católica es una institución global, burocrática y moderna con mil millones de fieles en el mundo y una multitud de ideas premodernas sin preferencia particular por el liberalismo individualista.