¿Por qué el calendario acoge ocho fiestas cristianas si el artículo 16.3 de la Constitución afirma que España es un estado aconfesional? ¿Debería abrirse a otras religiones, albergar hitos laicos o dejarse como está? Dos partidos, IU e ICV, han presentado una proposición en el Congreso para hacer festivo el 14 de abril, el día de la Proclamación de la II República, a cambio de una fiesta religiosa. Pero, ¿hay más propuestas?
La lección nos la aprendimos de pequeñitos. Hace 2011 años, en un pesebre de Belén -una ciudad enclavada en el territorio de Cisjordania- nació Jesús de Nazareth, hijo de María, engendrado por el Espíritu Santo y ‘adoptado’ por el carpintero José. Fue el comienzo de la historia del cristianismo. Y desde entonces, la fecha de su nacimiento, el 25 de diciembre, es una jornada festiva en todos los países de cultura occidental.
“El 25 de diciembre era antiguamente la fecha del Solsticio de invierno y se celebraba al Rey Sol. La religión cristiana lo adoptó después para celebrar el nacimiento de Jesús…”, advierte Andrés Carmona, de 32 años y concejal de Izquierda Unida en el pueblo manchego de Alcázar de San Juan. Sea como sea, nadie acude a su puesto de trabajo en Navidad (o Natividad) porque ese día es festivo. Pero, ¿quién lo celebra realmente?
La progresiva secularización de la sociedad, los movimientos migratorios – el 14% de la población española es extranjera y casi un millón de personas practica otra religión– y las leyes que avanzan en la libertad religiosa y de conciencia, cuestionan que una festividad cristiana se extienda a todos. Según la encuesta del CIS de 2008, el 23,3% de la población española es creyente de otra religión o atea. ¿Qué celebran ellos el 25 de diciembre? ¿Y en la Inmaculada? ¿Y en San José? ¿Y qué les motiva a parar en Semana Santa si no creen en la muerte y resurrección de Jesús… que no sea cuatro días de vacaciones?
Propuesta en el Congreso
“El debate es… ¿qué fiestas debemos tener todos?”, puntualiza Andrés Carmona. Su partido presentó hace seis días una Proposición no de Ley solicitando que el 14 de abril, el día de Proclamación de la II República Española, se considere a partir de 2012 una fiesta estatal en sustitución de una de las fiestas anuales con referencia religiosa, como signo de reconocimiento de la II República y de avance en la laicidad constitucional. Esta fecha pasaría a llamarse ‘Día de la memoria histórica’ y borraría del calendario una de las ocho fiestas religiosas nacionales que existen actualmente en el Calendario Laboral español.
“En sociedades diversas, heterogéneas y democráticas, la simbología debería tener en cuenta ese pluralismo”, añade Andrés Carmona, que además de concejal es miembro desde hace cuatro años de la asociación Europa Laica. “Es imperdonable que el calendario cristiano-gregoriano por el que se guían cristianos, evangélicos, judíos, musulmanes, ateos… esté hecho a medida de la sociedad católica. Todos debemos sentirnos identificados con las celebraciones. Las fiestas propias de cada religión no deben imponerse al resto”, se lamenta.
“El calendario laico no está aún muy presente. Ya tratan los partidos con dejadez el laicismo en la escuela pública o los acuerdos con la Santa Sede. No tenemos muchas esperanzas a corto plazo de cambiar la situación”, se resigna Francisco Delgado, presidente de Europa Laica, quien reconoce que su asociación estudia proponer un ‘Día Mundial de la Laicidad’.
Entre los grupos parlamentarios consultados por este medio, el Partido Popular prefiere no definirse hasta que la propuesta de IU llegue a la Comisión Constitucional del Congreso. El diputado de ERC Joan Tarda explica por su parte a TERRA NOTICIAS que considera “un acierto” declarar como festivo el día 14 de abril. “Ayudaría a recordar un gobierno democrático cuyos avances fueron truncados por un golpe de estado”, defiende el parlamentario catalán.
Un calendario laicista alternativo
No existe en la actualidad una propuesta oficial de almanaque laico. Pero Andrés Carmona empezó a preparar hace un tiempo – “y por entretenimiento”- un calendario alternativo al actual esquema gregoriano-cristiano que homenajea la Racionalidad surgida de la Revolución fracesa. Un trabajo que repasa las fechas más señaladas del laicismo… y que será debatido el 5 de marzo en la próxima Junta Directiva de Europa Laica.
El calendario adopta hitos relevantes en la consecución de la laicidad y en la defensa de la libertad de conciencia y religiosa. El primer acontecimiento que recomienda festejar es la Carta Magna. “Fue la primera vez que a un rey [Juan I de Inglaterra] se le limitaban sus poderes y se le obligaba a respetar las diferencias religiosas. En aquella época fue un paso rompedor”, explica Carmona sobre este antiquísimo documento firmado el 15 de junio de 1215.
El resto de fechas elegidas son: I República Española (11 de febrero), Carta de derechos de Estados Unidos (4 de marzo), Declaración universal de derechos del hombre (26 de agosto), Declaración de derechos de la mujer (7 de mayo), Derechos de la infancia (20 de noviembre), Constitución española (6 de diciembre), Ley de separación Iglesia-Estado francesa (9 de diciembre), Constitución de la II República (9 de diciembre, o 14 de abril si se celebrase su proclamación), Declaración universal de derechos humanos (10 de Diciembre) y los Pactos internacionales de derechos humanos (16 de diciembre).
Todas estas fechas las ha distribuído Andrés en un calendario decimal y naturalista, elaborado durante la Revolución Francesa por matemáticos y astrónomos inspirados por el racionalismo y la ilustración. Pero el concejal manchego no pretende que se convierta en una propuesta oficial. “Debería ser la ONU quien lo estableciese, pensando en todos los seres humanos… y no solamente en algunos”, apunta.
Un difícil cambio de costumbres
Carmona, que además trabaja como profesor de instituto, se indigna al recordar los vaivenes lectivos provocados por la Semana Santa. En este cursos, el segundo trimestre posee 70 días lectivos y el tercero apenas 40. “¿Por qué hacer depender el calendario escolar del cristianismo y de la astrología?”, se pregunta. “¿Por qué fijarnos en la primera luna llena de la primavera para el parón de Semana Santa? Y si los alumnos cristianos faltan en esas fechas… ¿deben quedarse en casa los musulmanes en Ramadán? ¿Y los judíos ausentarse en Yom Kippur? No puede ser. Hay que buscar un calendario común".
Pero, ¿qué pasaría con las fiestas patronales? ¿Se acabarían las celebraciones en los pueblos españoles? “Mucha gente no piensa en santidades, sólo en que su pueblo está de fiesta. La celebración permanecería y, quien lo desee, se la dedicaría a un santo”, acota el concejal de Izquierda Unida. ¿Y la Navidad, ese 25 de diciembre celebrado en todo el mundo? “En los países germánicos y sajones son los niños el centro de esta celebración, no la religión”, explica por su parte Francisco Delgado. “Para algunos puede significar el nacimiento de Jesús… y para otros un simple cambio de estación", añade.
Andrés Carmona coincide con el presidente de Europa Laica en que el cambio de calendario de festivos tiene una prioridad bajísima incluso en los partidos de izquierda. “Es por el peso de la tradición. Si se pretendiese cambiar de golpe las festividades, evidentemente se levantaría un gran rechazo en la sociedad", reconoce. Y considera “improbable” recoger ahora las 500.000 firmas necesarias para presentar una Iniciativa Legislativa Popular en el Congreso debido al contexto de la crisis económica. “Mucha gente pensaría que los esfuerzos deberían dedicarse a otras iniciativas…”.
Olympe de Gouges, autora de la Declaración de los Derechos de la Mujer (1791)
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