El cálculo más famoso sobre la edad de la Tierra, antes del advenimiento de la ciencia fue el de obispo James Usher, quien fechó el origen de la Tierra fue en la madrugada del 23 de octubre del año 4004 a.C.
Hoy en día esta cifra está muy alejada de la verdadera. En el cuarto milenio antes de la era común se propagó la agricultura en el Cercano Oriente y en todo el sur y el centro de Europa. En las culturas urbanas de Mesopotamia y Anatolia se inveta la rueda. A lo largo del cuarto milenio antes de la era común la población mundial creció levemente, estando entre 5 a 7 millones de personas.
El clerigo irlandés no sospechó nunca que los primeros humanos modernos tenemos unos 200.000 años. Casi unas 50 veces más de lo que creía. Para él, los humanos eran solo una semana más jóvenes que el Universo.
Pero el género humano (Homo) se remonta a 2,4 millones de años, y los primeros mamíferos a más de 200 millones de años. Los primeros vertebrados con cerebro (los peces) a unos 500 millones de años, y las células con núcleo (eucariotas) unos 1.500 millones de años, y las primeros formas de vida a unos 3.500 millones de años.
Sin embargo, el obispo Usher no podía saber esto porque la geología, la paleontología, y la geofísica aún no estaba desarrolada. Menos aún existían las dataciones radiométricas que nos han permitido reconstruir la historia del planeta.
Usher fue un gran conocedor del griego y el hebreo, razón por la que estubo al frente de la traducción de una versión de la Biblia en inglés, la famosa Biblia de Rey Jacobo, conocida en inglés como la "King James Version". Pero, por lo que el obispo James Usher pasó a la historia fue por su cuidadoso y preciso cálculo de la edad del mundo basándose en la Biblia. Ussher estudió la cronología disponible en la Biblia cotejándolos con datos históricos encontrados en documentos (como la destrucción del templo de Jerusalén, por ejemplo) de las culturas Caldea, Persa e incluso Romana.
Con todos estos datos, Ussher llegó a la conclusión de que el dios judeocristiano creó el mundo en la madrugada del día 23 de octubre del año 4004 Antes de Cristo. Y de paso calculó que el diluvio universal ocurrió hacia el año 2359 A. C., que el éxodo a Egipto sucedió en el año 1491 A. C. y que el templo de Jerusalén fue construido en el año 1012 A. C.
Un error descomunal
La primera referencia que hay de un intento de saber cuan viejo es nuestro planeta en el mundo cristiano data de los primeros días del cristianismo cuando Bernabé, compañero de viajes de San Pablo, usó los escritos del Antiguo Testamento para ello. Bernabé consideró que el relato de a creación del mundo en seis días hay que interpretarlo a la luz de otros textos bíblicos en los que se menciona que, para Dios, un día es como mil años (una interpretación a la que han acudido cientos de religiosos como el reciente pastor Harold Camping. Esta interpretación también aparece en profecías de los adventistas del séptimo día y en los testigos de Jehová).
En el relato del génesis, el séptimo día de la creación Dios descansó, lo cual es interpretado por Bernabé como los mil años en que reinará Dios en e mundo después de su venida para el juicio final. Es decir que la duración del mundo quedaba establecida en 6000 años. La carta de Bernabé a los cristianos de su tiempo, en la que se incluyen estos comentarios, tuvo tanta relevancia que fue incluida entre los libros del Nuevo Testamento de los primeros siglos del cristianismo aunque no ha sido incluida en las ediciones más modernas de las Sagradas Escrituras. No obstante, haberse quedado por fuera del canon no evitó que está idea se colará a través de los siglos y llegara hasta nuestros días. Por ejemplo, los adventistas del séptimo día creen que el mundo tiene seis mil años y que el séptimo milenio iniciará con una pronta venida de Jesús. Tal como lo expresó su profetiza Elena G. de White:
"Muchos que profesan creer el registro bíblico no saben como explicar las maravillosas cosas que son encontradas en la Tierra, con la idea de que la semana de la creación fue de siete días literales, y que el mundo tiene ahora solamente alrededor de seis mil años de vida."
1864 Spiritual Gifts, vol. 3, 92.
Según el cálculo de Esteban y de Usher el mundo debería llegar a su final debía de llegar en el año 1996, cosa que evidentemente ocurrió.
En el siglo XIX el geólogo Charles Lyell se atrevió a romper el paradigma de una Tierra joven, basado esto en la Biblia, para proponer que el planeta era mucho más viejo, y que los procesos naturales como la erosión y sedimentación eran los responables de crear valles, montañas, y la columna de registro fósil, que está en rocas sedimentarias.
Esto sin lugar a dudas implicaba que el planeta era mucho más viejo de lo que se suponía. El tiempo para que un río erosionara una montaña y depositase los sedimentos más abajo debía ser enorme. Estas ideas, sustentadas por las observaciones en campo, llegaron a manos de un joven naturalista lalamado Charles Darwin. Tiempo era lo que el joven Darwin necesitaba para la evolución biológica y Lyell se le dio.
Sin embargo, Darwin no vivió para ver el desarrollo de los métodos radiométricos, y otros métodos que nos permiten ahora saber que la edad de la Tierra es es de unos 4400-4510 millones de años. Esta edad ha sido determinada mediante técnicas de fechado radiométrico de material proveniente de meteoritos y es consistente con la edad de las muestras más antiguas de material de la Tierra y de la Luna.
Aún así, y pese a que métodos de datación diferentes como el paleomagnetismo y la radiometría coinciden los creacionistas de Tierra joven se empecinan en creer que nuestro planeta es demasiado joven.
Una contemporánea de Darwin, la señora Elena de White se quejaba de los creyentes que revisaban sus creencias a la luz de los hechos científicos:
"Los geólogos incrédulos alegan que el mundo es mucho más viejo que lo que el registro bíblico dice. Rechazan el registro bíblico a causa de aquellas cosas que para ellos son evidencias que en la misma tierra se encuentran, de que el mundo ha existido miles y miles de años. Y muchos que profesan creer en el registro bíblico no saben como explicar las maravillosas cosas que son encontradas en la tierra, con la idea de que la semana de la creación fue solamente de siete días literales, y que el mundo tiene ahora alrededor de seis mil años de vida. Estos, para librarse de dificultades arrojadas en su camino por geólogos incrédulos, adoptan la postura de que los seis días de la creación fueron seis largos e indefinidos períodos, y que el día de descanso de Dios fue otro período indefinido; dejando sin sentido el cuarto mandamiento de la Santa ley de Dios.(…) Me ha sido mostrado que sin la historia bíblica, la geología no puede probar nada."
Spiritual Gifts vol. 3, pp. 90-96. 1864.
Estas ideas bíblicas que se niegan a aceptar a la evidencia, y que la constriñen debido a los escritos de una tribú de la edad de Bronce, o de subsiguientes "profetas" evitan la comprensión pública de la ciencia. El activista ateo Richard Dawkins lo expresaba así recientemente: "Según una encuesta de Gallup, el 44 por ciento de los norteamericanos cree que el mundo tiene meneos de 10.000 años de edad. Se trata de un error descomunal que equivaldría a que la anchura de Estados Unidos, desde Nueva York a San Francisco, fuera de 7,13 metros."
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