El director de la Cátedra de Teología y Ciencias de las Religiones ‘Ignacio Ellacuría’, de la Universidad Carlos III de Madrid, Juan José Tamayo, ha afirmado que «con el veto parental vuelve a España la Inquisición, una institución que había desaparecido en el siglo XIX, así como la censura, que había quedado enterrada con la transición democrática».
Este reconocido teólogo de la liberación participará este viernes en Murcia en la presentación de su último libro, ‘Hermano Islam’, que tendrá lugar a las 19.00 horas en el Hemiciclo de la Universidad de Murcia. El acto está organizado por la Facultad de Letras, a través del Grupo de Investigación de Arqueología Histórica y Patrimonio en el Mediterráneo Occidental.
En cuanto a las declaraciones del líder del PP, Pablo Casado, en las que pedía que ‘saquen sus manos de nuestras familias’, «yo le digo que saquen las creencias religiosas de las aulas«, señala Tamayo. «O cuando afirma que ‘mis hijos son mis hijos’, se traslada una concepción neoliberal de la propiedad, llegamos a convertirlos en una propiedad privada, donde no prima la educación de los hijos y la educación en valores, en concepto neoliberal», destaca.
A este respecto, recuerda que el propio Papa Francisco ha dicho que los padres «no son dueños de sus hijos, sino que son custodios». Por tanto, añade, «lo más grave es que bajo la justificación de proteger la libertad de los padres se lesiona la libertad de los hijos a ser formados en una educación integral».
«El veto parental promovido por Vox y apoyado por el PP y Ciudadanos está creando un problema que no existe e intenta imponer en el debate político una concepción homófoba, patriarcal y sexista con el fin de desviar la atención de los verdaderos problemas de la agenda política, porque el Gobierno de coalición está ofreciendo respuestas coherentes a los problemas de la sociedad española», según ha señalado.
Las propuestas de Vox constituyen, en su opinión, «el mejor ejemplo de las ‘fake news’, porque hacen graves e infundadas acusaciones como las de sexualizar a los niños y niñas y vincular la educación afectivo-social con la pederastia, cuando lo que se pretende es que conozcan mejor su realidad física y psíquica y corporal».
El veto parental, añade, «es un atentado contra la competencia del profesorado, una injerencia en el campo profesional de los docentes y cuestionamiento de la libertad de cátedra en materia educativa». Se trata, indica, de una actitud represiva para los profesionales, no valorando su competencia y profesionalidad, y una condena de la educación con espíritu y sentido crítico». «Utiliza la estrategia del miedo, porque de esa manera se somete a constantes amenazas de denuncia, y no se puede educar con libertad, en libertad y desde la libertad», asevera.
En cuanto la actitud de los obispos españoles, observa un «silencio que es cómplice de Vox o con respuestas ambiguas, como las del secretario de la Conferencia Episcopal, o de apoyos al veto externo de Vox con una defensa de la Iglesia contra la estadolatría, el Estado tiene que velar y garantizar los derechos de los niños y niñas a la educación, sin imponer una orientación». «Declaraciones como las del arzobispo Cañizares, que compara la educación afectivo-sexual con la educación impartida en China o Cuba, o en la Alemania nazi, son un auténtico despropósito», ha concluido.