Integrantes del colectivo «Historias Desobedientes», compuesto por hijos de represores que condenan el accionar de sus padres durante el terrorismo de Estado, condenaron hoy la decisión del papa Francisco de entregar rosarios a militares detenidos por crímenes cometidos durante la última dictadura cívico militar.
La agrupación se hizo eco de las declaraciones del obispo castrense Santiago Olivera, quien el último sábado fue recibido por el papa Francisco y dijo que el Sumo Pontífice le entregó rosarios para los militares que se encuentran detenidos o bajo arresto domiciliario por causas de lesa humanidad.
En una carta dirigida al Papa, el colectivo planteó que no puede dejar de «alertarlo» y «entristecerlo» que «a pesar de las condenas firmes de la Justicia, el obispo (Olivera) insista en negar los crímenes de quienes cometieron los peores delitos en el pasado reciente y que los siguen cometiendo en el presente, en tanto que aún hoy eligen callar lo que saben: ¿dónde están los cuerpos de las personas desaparecidas por ellos? ¿Dónde están los nietos apropiados que todavía tienen robada su identidad?».
«Es por esto que le pedimos llame a la reflexión al obispo castrense y colabore para que los militares y policías presos por crímenes de lesa humanidad se arrepientan genuinamente y brinden a la Justicia la información que nos consta que tienen», sostiene la misiva.
Para la agrupación, «mientras no haya verdad, la Justicia no podrá ser efectiva. No por ser arbitrarias estas detenciones, sino porque la verdad que guardan los perpetradores es el dolor diario de miles de familiares que esperan saber dónde están sus hijas, sus hijos, sus nietas y nietos, sus hermanas y hermanos», enfatizaron.
Al respecto, remarcaron que no pueden conformarse con un «gesto» sino que necesitan que el Papa «como máxima autoridad de la Iglesia y como guía espiritual de quienes recibieron sus rosarios, colabore con la causa y ayude a la sociedad argentina a sanar sus heridas desde la verdad y el amor. Nuestro amor siempre estará con los desprotegidos, con las víctimas, nunca con el accionar asesino de los genocidas», subrayaron
«El daño que produjo el accionar genocida de nuestros padres es irreparable. Las personas que fueron salvajemente desaparecidas no están y sus familiares no tienen ni siquiera una tumba a donde llorarlos. Los nietos y nietas apropiadas han vivido alejados de sus familias sumidos en una mentira que ha afectado su identidad, quitándoles el derecho a integrar su historia durante más de 40 años», resaltaron.
En su pedido al Papa, «Historias Desobedientes» aportó que «si de la salvación de las almas se trata, es imperiosa la necesidad de que su gesto incluya el pedido expreso de la confesión y arrepentimiento de esas personas sobre sus crímenes».