Durante su visita a Siria, el presidente ruso, Vladímir Putin, acudió a una de las más grandes y antiguas mezquitas del mundo, la mezquita de los Omeyas, y llevó como regalo un centenario corán.
“En memoria de la visita a la mezquita, Putin presentó un corán del siglo XVII como regalo”, detalló Dmitri Peskov, portavoz del Kremlin.
Putin realizó una excursión guiada por el director del museo del importante lugar de culto, también conocido como la Gran Mezquita de Damasco, al lado del presidente sirio, Bashar Asad.
Más tarde, la caravana del presidente de Rusia realizó una visita a la iglesia ortodoxa de la Santísima Virgen María, donde Putin se reunió con el patriarca de Antioquía y de todo Oriente, cabeza de la Iglesia ortodoxa de Antioquía, Juan X Yazigi.
“Durante una conversación con Putin, el patriarca enfatizó que en Siria hay diferentes religiones, tanto cristianas como musulmanas, coexisten pacíficamente y disfrutan de derechos absolutamente idénticos”, agregó el portavoz del líder ruso.
Según Peskov, el patriarca también señaló que si no fuera por la ayuda de Rusia, posiblemente el fundador de ISIS —organización terrorista proscrita en Rusia y otros países—, Abu Bakr Bagdadi, o algún otro líder terrorista podría estar ocupando el lugar del templo.