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Poco a poco, la religión también está cayendo en los países musulmanes. Sobre todo entre los jóvenes

La brecha entre Oriente y Occidente es uno de los elementos que mejor explica la creciente polarización política en Europa. La distancia sideral que, aparentemente, separa a ambas esferas culturales más el peso de la inmigración han contribuido a un repunte de la xenofobia en los países europeos, y al crecimiento electoral de los partidos extremistas. En gran medida, la religión es la causa. Mientras Europa se ha secularizado y es hoy una sociedad camino del agnosticismo, sus vecinos árabes o túrquicos aparentan ser, año a año, más religiosos que nunca. Más religiosos y más radicales, si pensamos en el terrorismo.

¿Pero es así?

No. La última encuesta elaborada por Arabbarometer, la empresa demoscópica que con más ahínco ha pulsado la opinión de las sociedades musulmanas sobre toda suerte de asuntos, indica lo contrario. Poco a poco, los países árabes también se están secularizando. Mientras 2012 tan sólo un 9% y un 3% de la población de Argelia o Marruecos se declaraba «no religiosa», hoy ese porcentaje se ha elevado al 15,4% y al 12,7% respectivamente. Sucede lo mismo en Egipto (del 2,9% al 10,5%), en Libia (del 11,5% al 24,8%) y en Túnez, el caso más paradigmático (del 16,1% al 30,9%). Es una crecida generalizada en todo el orbe árabe.

Jóvenes. El agnosticismo cotiza especialmente al alta entre los más jóvenes. El 45% de los tunecinos menores de 30 años ya se desvincula por completo de la religión. En Liba el porcentaje supera el 35%; en Marruecos y Argelia oscila entre el 22% y el 24%; y hasta en países como Jordania o Irak, en el corazón de Oriente Medio, ya se sitúa en torno al 10%. Ha sucedido lo mismo en Europa, donde las nuevas generaciones se han independizado de la religión hasta el punto de convertir al cristianismo en una tendencia minoritaria (por debajo del 10% en países como Holanda o Reino Unido). A menor escala, el proceso es similar en el Magreb.

Desafección. No obstante, las sociedades musulmanas siguen siendo muy religiosas. Incluso en Túnez, la más secularizada y aproximada a las dinámicas europeas, el 66% de los encuestados se considera entre «religioso» y «algo religioso», una cifra que alcanza el 92% o el 94% en Jordania y Yemen. Pero la tendencia es muy clara: en Irak sólo el 42% de los jóvenes se considera «religioso», y de ahí todos los porcentajes le siguen a la baja. En Argelia (15%), Túnez (16%), Libia (18%), Jordania (22%), Líbano (23%) y Marruecos (24%) apenas un cuarto de los menores de 30 años se adscribe al islamismo. El futuro, también en Oriente Medio, es secular.

Otras ideas. Como es lógico, esto tendrá un impacto en la forma en la que los árabes del futuro verán el mundo y ordenarán sus países. Se puede entrever algo en relación a la imagen y la posición de la mujer en la sociedad. Los árabes de hoy han modulado sus ideas sobre los roles de género. En la mayoría de los países se considera que la mujer debe disfrutar de las mismas condiciones en un proceso de divorcio que el hombre (incluso en aquellos más conservadores como Yemen o Sudán). Lo mismo para el hijab: en Argelia sólo el 30% cree que deba ser obligatorio. En Egipto, el 34%. En Irak, el 33%. En Yemen, uno de los porcentajes más altos, el 45%.

Durante los últimos años se ha producido otro cambio, sutil pero significativo: en casi todos los países (con la rara excepción de Argelia) ya se acepta que una mujer pueda dirigir el país.

Conservadores. En otros aspectos las visiones más reaccionarias sobre los derechos de la mujer siguen inamovibles. Por ejemplo, en la mayoría de países no se acepta que las hijas tengan igual acceso a la herencia familiar que los hijos. Sólo en Líbano, una rara avis dentro de Oriente Medio por su peculiar demografía e historia la mayoría de encuestados lo apoyan (65%). En todos ellos, que el hombre tenga «la última palabra» en los asuntos familiares sigue siendo la visión predominante. Supera el 74% en Sudán, llega al 71% en Argelia y se queda a las puertas de la mayoría en Marruecos, el país más progresista en este sentido (46%). Son ideas aún muy distintas a las de los países europeos.

Los resultados del barómetro ayudan a comprender mejor a las sociedades musulmanas, y a sortear el estereotipo fácil. Y también ilustran una tendencia a largo plazo que podría llevar a sus países a la secularización.

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