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Por una enseñanza científica y laica en la educación escolar y en las Facultades de Educación

Escrito de UNI Laica (Asociación por una Universidad Pública y Laica) a la Sociedad Española de Biología Evolutiva (SESBE)

Hace ya más de 40 años que la Constitución española declaró la aconfesionalidad del Estado. Sin embargo, la enseñanza confesional de la religión sigue presente (de manera optativa, faltaría más) en la educación infantil y juvenil, es decir, en Infantil, Primaria, Secundaria y Bachillerato. Además, la enseñanza religiosa confesional-católica continúa impartiéndose en la Universidad, concretamente en los grados de Maestro en Infantil y Primaria, e incluso al margen de estos grados.

Los currículos de las asignaturas de religión incluyen metodologías y conceptos anticientíficos. Para decirlo en pocas palabras, esos currículos promueven la creencia dogmática (acrítica) en sucesos milagrosos de todo tipo, que por su propia definición se oponen al dominio científico. Y, en particular, cabe destacar el carácter indisimuladamente creacionista de las enseñanzas impartidas en esas asignaturas confesionales. Empecemos por la confesión mayoritaria, la católica.

A pesar de muchas declaraciones indulgentes en sentido contrario, es fácil constatar que la doctrina católica oficial es creacionista; para ello no hay más que examinar el compendio de esa doctrina, el Catecismo. En este ni siquiera aparece la forma más pretendidamente refinada de creacionismo –pero también anticientífica–, el diseño inteligente, sino su versión más grotesca. Por ejemplo, se menciona 44 veces a Adán y 16 a Eva, sin que en ningún momento se diga que esos personajes e historias son alegóricos ni nada parecido. 446 veces se habla del Creador o la creación. ¿Cuántas veces se menciona la evolución?: ninguna. Además, el papel de Dios no se limita a la creación; como ésta “no salió plenamente acabada” (párrafo 302), Dios, mediante su “providencia”, no deja de intervenir en el mundo natural, dando entrada a esos “milagros” que niegan toda posible explicación científica.

Este creacionismo católico está recogido sin mucho disimulo en el BOE cuando se expone el currículo de la enseñanza religiosa en los distintos tramos de la educación escolar, desde Infantil hasta Bachillerato. Por ej., en Primaria y Secundaria se menciona la creación –o un término equivalente– 33 veces (y cero la evolución), y en tres ocasiones a Adán y Eva. Como era de temer, el creacionismo sigue exponiéndose sin pudor en los libros de religión para los alumnos, con las consabidas ilustraciones sobre la creación, Adán y Eva, los milagros… Podría pensarse que tal vez los maestros y profesores recibirían instrucciones de las propias editoriales para intentar conciliar la fe religiosa con la ciencia que se explica en otras asignaturas; pues véase, a modo de muestra, los “Recursos para el profesor” de religión en Primaria de la prestigiosa editorial Edelvives: en 44 páginas, 137 referencias a la creación divina, cero a la evolución.

No hace falta insistir en que las otras religiones que tienen o podrán tener entrada en la escuela (musulmana, evangélica, judía) no van más allá que la católica en su respeto por los conocimientos y los métodos científicos, evolucionismo incluido (véase, por ejemplo, el currículo de religión islámica para Infantil). Así pues, el rescate intelectual, en los centros escolares, de los niños y niñas adoctrinados en las clases de religión, depende de las enseñanzas científicas. Para seguir con el conflicto creacionismo/evolucionismo, podemos buscar en el BOE la aparición de la “evolución” o del “darwinismo” en las asignaturas de ciencias, y nos encontramos con que no está previsto que se les explique a los alumnos ¡hasta 4º de la ESO y en una asignatura (Biología) optativa!, cuando tienen ya 15-16 años, y la mayoría han recibido adoctrinamiento creacionista en la escuela desde su más tierna infancia.

En UNI Laica consideramos que la situación es inicua, intolerable. No se puede permitir el adoctrinamiento pseudo o anticientífico, creacionista, en la escuela, no importa que las clases de religión en las que se lleva a cabo sean voluntarias.

Pero si UNI Laica está posicionándose en este asunto se debe sobre todo a la implicación de las Universidades públicas. Nos parece una aberración extrema que las Universidades, precisamente a través de sus Facultades y Escuelas de Educación (incluimos en esta expresión a los Centros Universitarios equivalentes), preparen adoctrinadores católicos para impartir la religión –creacionismo y divina providencia incluidos– en los centros de enseñanza. Lo hacen en las titulaciones de Grado de Maestro/a en Educación Infantil y Grado de Maestro/a en Educación Primaria. En estos grados, se ofertan a los futuros maestros asignaturas confesionales de religión católica (generalmente formando parte de módulos de Enseñanza Religiosa). Es evidente que no se trata de estudios científicos sobre las religiones; por el contrario, los cursos de religión incluyen contenidos de carácter pseudo y anticientífico (además de preceptos morales particulares que a menudo colisionan con valores democráticos). La confesionalidad de las asignaturas impartidas es tan palmaria (véanse aquí sus contenidos) que su conjunto puede ser convalidado para la obtención de la Declaración Eclesiástica de Competencia Académica (DECA), el título que la Conferencia Episcopal Española exige a los docentes de Religión en los colegios e institutos del Estado. Es decir, se trata del título requerido para el desarrollo –preparado y controlado por la Iglesia católica– de un adoctrinamiento religioso a niños y jóvenes en los centros de enseñanza.

Tenemos que añadir que hace unos meses nos dirigimos a la Conferencia de Decanos de Educación de España con una denuncia y petición similar a la aquí expuesta, y la respuesta fue evasiva. Cuando, en alguna ocasión, los Decanos esgrimen el argumento de que las Facultades de Educación deben ofrecer esos cursos para favorecer las salidas laborales de los estudiantes universitarios, olvidan, por una parte, que siempre debe prevalecer el interés superior de los niños a no ser adoctrinados, y, por otra, la obligación de las Universidades a respetar, como entidades públicas que son, la aconfesionalidad estatal en su propio seno.

Somos conscientes de que la impartición de las asignaturas de religión en los centros de formación de maestros viene exigida por los Acuerdos de España con la Santa Sede, es decir, por unos Acuerdos establecidos antes de la aprobación de la Constitución como actualización del Concordato de 1953. Las imposiciones establecidas en los Acuerdos hacen que las Facultades y Escuelas de Educación vean constreñida su libertad y autonomía a la hora de confeccionar sus planes de estudios, al estar obligadas a supeditar los intereses académicos a los intereses de otro Estado (un Estado teocrático). Pero, lamentablemente, algunos centros universitarios ofertan los cursos para la obtención de la DECA también al margen de los grados, a lo que nadie los obliga. Y, al menos, en nombre de la dignidad universitaria y en defensa de su autonomía académica, podrían elevar alguna palabra de queja.

Dado que los fines de la SESBE, según sus Estatutos, son:

1º Promover y difundir la Biología Evolutiva en España en sus aspectos científico, tecnológico y aplicado, y divulgativo, así como fomentar las relaciones entre los miembros a través de sesiones científicas, medios de difusión electrónicos y manifestaciones de carácter análogo.

2º Prestar un especial interés a la promoción cultural de la Biología Evolutiva y a la enseñanza de la misma, sirviendo como centro de información y difusión entre los interesados.

Y que, según el Artículo 3.5º, la SESBE se propone “Asesorar en materia educativa y otros campos relacionados con la Biología Evolutiva a cuantas entidades lo soliciten”.

Desde UNI Laica solicitamos a la SESBE que, considerando todo lo aquí expuesto:

            1.- Se pronuncie formal y públicamente, y ante las autoridades políticas, exigiendo, en defensa del pensamiento crítico, de la libertad de conciencia en la enseñanza escolar, de la enseñanza del evolucionismo y de la educación científica en general, el cese del adoctrinamiento dogmático, creacionista y anticientífico que se produce en las asignaturas de religión en esa enseñanza (educación Infantil, Primaria, Secundaria y Bachillerato).

            2.- Que se pronuncie formal y públicamente, y ante las autoridades políticas, exigiendo, en defensa de lo dicho en el punto anterior, así como de la dignidad de la Universidad y de su libertad para confeccionar planes de estudio científicos y defensores del pensamiento crítico, el cese inmediato de la oferta de asignaturas de religión en los planes de estudio de los Grados en Educación Primaria y en Educación Infantil, o en cualesquiera otros estudios universitarios.

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