Benedicto XVI inicia en Berlín el primer viaje oficial a su secularizado país natal
Benedicto XVI se dirigió ayer al pleno del Parlamento federal alemán (Bundestag) al comienzo de su primera visita oficial a su país natal. Es la primera vez que un Papa habla a los diputados alemanes en la Cámara legislativa y Benedicto XVI apeló en su discurso a la conciencia de los diputados en la toma de decisiones políticas: "La política debe aspirar a la justicia". En los alrededores del Parlamento, entre 5.000 y 8.000 personas se manifestaron en la Potsdamer Platz de Berlín para protestar contra la invitación a Benedicto XVI para dirigirse al Bundestag.
Como gesto de protesta también, más de 100 diputados federales prefirieron ausentarse del hemiciclo antes del discurso papal. Faltaron, por ejemplo, más de la mitad de los 76 parlamentarios del partido La Izquierda (Die Linke), pero también de Los Verdes y algunos socialdemócratas. Después de hablar ante el Parlamento, Benedicto XVI se dirigió en un papamóvil blindado al Estadio Olímpico de Berlín, donde ofició una misa multitudinaria para unos 70.000 feligreses.
Durante 20 minutos, el Papa habló a los diputados sobre su responsabilidad ética como legisladores y sobre su concepción de las fuentes naturales del Derecho. Quien esperara referencias a los escándalos de abuso de menores que sacudieron a la Iglesia alemana en 2010 se vio decepcionado. Lo más llamativo fue que alabara al movimiento ecologista alemán como "un grito que pide aire limpio" que "no puede ignorarse" en Alemania desde los años setenta del siglo pasado. Cuando añadió que no estaba "haciendo propaganda de ningún partido político" en concreto, los diputados rieron y aplaudieron.
El verde Christian Ströbele, en cambio, prefirió dejar el Bundestag porque "los aplausos eran demasiado largos". Ströbele mostró su oposición "a dar un recibimiento así" al Papa en la Cámara parlamentaria.
En el aeropuerto lo había recibido por la mañana Christian Wulff, presidente federal y miembro de la Unión Demócrata Cristiana (CDU). También estaba Angela Merkel (CDU), canciller federal. El tándem de partidos democristianos CDU y CSU, que gobierna Alemania en coalición con los liberales del FDP, es tradicionalmente católico y sus principales bastiones electorales se hallan en regiones del sur y del oeste donde no prosperó la reforma luterana. Por el contrario, los protestantes son mayoritarios en el norte y el este del país.
No obstante, tanto el católico Wulff como la evangélica Merkel están divorciados y casados en segundas nupcias. Entretanto, el ministro de Exteriores, el liberal Guido Westerwelle (FDP), vive en una unión civil con otro hombre, y el alcalde de Berlín, Klaus Wowereit, socialdemócrata y católico, también es un declarado homosexual. Por tanto, la vida privada de los líderes elegidos por los alemanes discurre alejada de la doctrina de la Iglesia, al igual que la vida cotidiana de la mayoría de ciudadanos.
La actitud de los alemanes hacia la fe católica queda retratada en las estadísticas de la Conferencia Episcopal alemana. Desde 1990, el número de católicos ha caído un 12,7%. El número de feligreses en las iglesias ha caído un 42,5% y se celebra un 58,3% menos de bodas católicas y un 43,1% menos de bautizos. La Iglesia alemana es, sin embargo, una de las más ricas e influyentes del mundo. Los länder (Estados federados) recaudan un impuesto para las iglesias, el llamado Kirchensteuer. Por ello, los ingresos anuales de la Iglesia católica rondan los 5.000 millones de euros.
En cualquier caso, los 70.000 asistentes a la misa en el Estadio Olímpico de Berlín se mostraron entusiastas. El Papa entró en su Mercedes blanco por la pista azul de atletismo. Durante su lento avance, un religioso le acercó varios lactantes para que los besara y bendijera. Como es habitual en estos actos multitudinarios, antes de la misa se oyeron en el aforo coros y cantos acordes con el escenario deportivo en el que tuvo lugar el oficio religioso. Hoy, el Papa acudirá a Erfurt, donde celebrará una misa ecuménica junto a obispos evangélicos.
También se reunirá con el Consejo de las Iglesias evangélicas alemanas. El sábado se desplazará a Friburgo, histórico feudo católico en la Selva Negra.
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