En el último minuto, ppenas un día antes de que el Papa inaugure la cumbre antipederastia, la Conferencia Episcopal española ha emitido una breve nota en la que, afirman, «pedimos perdón por los abusos cometidos contra niños por parte de pastores y fieles de la Iglesia».
«Rezamos por los niños y jóvenes que han sufrido cualquier tipo de abuso físico o moral», apuntan los obispos en un vídeo colgado en sus redes sociales. «Rogamos al Señor para que nunca vuelvan a repetirse semejantes atrocidades».
El mensaje coinciden con el anuncio del Obispado de Astorga -cuyo polémico obispo está acusado de encubrimiento y preside la Comisión Antipederastia de la Iglesia española- de que va a crear una delegación episcopal para la atención de los menores y el acompañamiento de las víctimas de abusos.
Se trata de la primera diócesis española en crear un organismo similar, que estará dirigido por una mujer laica, María José Díez Alonso, quien en su carta a las víctimas de la diócesis (La Bañeza y Puebla de Sanabria), anuncia que estará compuesta «por especialistas en Derecho Civil y Canónico, sacerdotes, psicólogos y otros asesores». En la misiva, la diócesis se pone a disposición de los supervivientes «para ofrecerle la ayuda que pudiera necesitar, como consecuencia de la situación vivida por Vd».
La carta ha sido recibida con estupor por las víctimas de abusos. Así, Francisco Javier, quien sufrió los abusos del cura Ramos Gordon en La Bañeza, muestra su pena y dolor. «Nos ofrecen ayuda los mismos que en su día dieron la espalda a las súplicas de los niños»
«La ayuda llega tarde, señores, no vengan ahora a ofrecer lo que se les rogó cuando más se les necesitaba», denuncia Javier, vicepresidente de la asociación Infancia Robada, que aglutina a supervivientes de abusos del clero en España. «Señores, mi lucha contra esta lacra sigue en pie», advierte, subrayando que «las víctimas ahora no queremos perdones ni más palabras adornadas. Queremos justicia y reparación».