El obispo auxiliar de la arquidiócesis de Managua, Silvio Báez, un crítico del presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, despertó hoy sentimientos patrióticos tras una misa, en medio de la peor crisis sociopolítica del país en décadas.
Apenas culminó la misa, los fieles católicos desplegaron banderas de Nicaragua, gritaron consignas y cantaron temas que exaltan el orgullo de ser nicaragüense, tal como ocurre en las protestas antigubernamentales, prohibidas por el Gobierno.
A las consignas como «¡Viva Nicaragua!», «¡Viva la iglesia Católica!», o «¡Libertad para los presos políticos!», siguieron la interpretación masiva de canciones como «Soy puro pinolero» o «Ay Nicaragua, Nicaragüita», que para los nicaragüenses son casi como cantar el Himno Nacional, cuya entonación llevó a la cárcel al veterano maratonista Alex Vanegas en noviembre pasado.
La escena ocurrió en la comarca Esquipulas, a 12 kilómetros de Managua, en el sureste de Nicaragua, y de inmediato se hizo viral en las redes sociales del país centroamericano.
Durante la misa, el religioso recordó el pasaje bíblico de las bodas de Caná, y afirmó que hay «sociedades en las que falta vino, como la nuestra actualmente. Falta vino cuando en la sociedad hay miedo, cuando se impone el discurso mentiroso y amenazador, cuando no hay libertad y no se respeta la dignidad de la persona».
Báez, uno de los personajes más influyente de Nicaragua, es conocido por señalar los errores del Estado, y por haber estado entre los sacerdotes que arriesgaron sus vidas para salvar a cientos de estudiantes y manifestantes que sufrieron ataques armados de las fuerzas combinadas del Gobierno desde el estallido social del 18 de abril pasado.
El obispo también dijo que faltaba vino «porque hemos llorado a tantas víctimas de una represión irracional, porque falta la serena y humilde voluntad política de quienes tienen el poder para sentarse con buena voluntad, escuchar y dialogar».
La crisis de Nicaragua ha dejado entre 325 y 561 muertos, y de 340 a 767 detenidos, según organismos humanitarios.
Ortega reconoce 199 muertos y 340 reos, que llama «terroristas», «golpistas» y «delincuentes comunes».
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) ha responsabilizado al Gobierno de Nicaragua por crímenes «de lesa humanidad», y la Organización de Estados Americanos (OEA) estudia la aplicación de la Carta Democrática Interamericana al país centroamericano, por ruptura del orden constitucional.
Ortega rechaza responsabilidades en la crisis, así como los señalamientos generalizados sobre graves abusos de las autoridades contra los manifestantes antigubernamentales, y denuncia ser víctima de intento de «golpe de Estado» que, asegura, ya ha sido aplacado.
Los fieles católicos se disgregaron antes de que llegara la Policía Nacional, emitiendo consignas como «¡Viva Silvio Báez!» o «¡Somos cristianos, pedimos libertad!».