Un nuevo escándalo se suma contra la Iglesia Católica. La fiscalía general de Illinois ha asegurado que las seis diócesis del Estado han recibido denuncias de abuso sexual sobre al menos 500 sacerdotes y miembros del clero, según las investigaciones llevadas por la fiscal Lisa Madigan. La furia de la fiscalía se hizo patente luego de que se comprobara que la Iglesia había intentado tapar la magnitud de los casos, debido a que los obispos del Estado solo publicaron 185 curas. Por ahora, la fiscalía no ha hecho público el tiempo en que se cometieron los abusos, pero la gran mayoría de las listas publicadas por la diócesis abarcan siete décadas.
Muchas de las acusaciones “no han sido investigadas adecuadamente por las diócesis o no han sido investigadas en absoluto”, señaló la oficina de Madigan en un comunicado. Asimismo, en la declaración expresaron que la Iglesia a menudo no llegó a notificar a las autoridades policiales o al Departamento de Servicios para Niños y Familias del Estado. “Al elegir no investigar a fondo las denuncias, la Iglesia Católica no ha cumplido con su obligación moral de proporcionar a los sobrevivientes, feligreses y al público un informe completo y preciso de todos los comportamientos sexuales inapropiados que involucran a los sacerdotes en Illinois”, señalan.
Por su parte, la Iglesia ha respondido por medio del abogado de la archidiócesis de Chicago: “La idea de que el abuso sexual de menores por parte del clero es mayor de lo que [nosotros] informamos es simplemente falsa”, dijo William Kunkel, a The Washington Post.
Este descubrimiento es mucho mayor del se hizo en agosto en Pensilvania, donde un se acusó a más de 300 sacerdotes de abusar de menores en las últimas siete décadas. Ese informe dio pie para empezar a cuestionar el papel de los altos cargos de la Iglesia a la hora de callar estos crímenes que han quedado impugnes por muchos años. Entre los años 2002 y 2017, solo se habían dado a conocer 35 listas, y solo este año ya se superan los 80 años. El caso de Pensilvania también fue el que causó que al menos una docena de fiscales generales pusieran en marcha investigaciones contra las iglesias ubicadas en sus territorios.
“Las etapas preliminares de esta investigación ya han demostrado que la Iglesia Católica no puede controlarse a sí misma”, aseguró Madigan. “Las denuncias de abuso sexual de menores, incluso si se derivan de una conducta que ocurrió hace muchos años, no pueden tratarse como asuntos internos de personal”.
