El título completo del libro editado por “San Pablo” en su colección “Alternativas”, es “Lobos con piel de pastor”, con el añadido de “Pederastia y crisis en la Iglesia católica”. Su autor es Juan Ignacio Cortés Carrascal, “periodista especializado en periodismo social y religioso, ejerciendo como redactor para las revistas ‘Vida Nueva’, ‘Reinado Social’ y ‘Mundo Negro'”, que tan buenos y edificantes oficios, y relevantes aportaciones, les significan hoy a los fieles cristianos de habla hispana.
Durante una docena de años el autor trabajó para la Consejería de Cultura de la Comunidad Autónoma de Castilla-La Mancha, Amnistía Internacional y el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola, lo que quiere decir, entre otras cosas, que vive y trabaja con los pies en el suelo, no de oídas, con experiencias propias y ajenas, comprometido y como cristiano.
En la contraportada del libro, se destaca literalmente que “la de la pederastia fue calificada ya por el papa Benedicto XVI, como la mayor crisis de la Iglesia Católica. Los síntomas se empezaron a conocer mucho antes, pues ya en los años cincuenta algunas diócesis estadounidenses empezaron a entrever el problema, sin embargo, una Iglesia asustada y a la defensiva, no supo reaccionar con valentía ante el horror de los casos de pederastia en su seno. Miles de menores inocentes pagarían por esta cobardía y tibieza”.
Por lo que respecta a España, se destaca en la misma página, que “es imposible cuantificar su verdadera magnitud. Se conocen públicamente cincuenta casos de abusos de menores a manos de sacerdotes, pero se estima que pudieran ser muchos más. Lo que sí está claro es que la Iglesia española no ha hecho casi nada para que las víctimas se sientan acogidas y atendidas”.
Se trata de un libro ciertamente estremecedor. Para algunos, de escándalo. Para todos, de indispensable lectura, que contribuirá a fundamentar su fe, pese a las “debilidades humanas” de quienes, más que servir a la Iglesia, se sirvieron indignamente de ella y de sus más pobres y débiles “fieles”, para satisfacer sucias pasiones personales o de grupos, y hasta locuras. Como penitencia y compromiso eclesial, a los obispos, sacerdotes, monjes y monjas, y también a los seglares, se les debiera imponer la compra y lectura de este libro de la editorial “San Pablo”, escrito con veracidad, dolor y amor a la Iglesia de Cristo, con cabal referencia y documentación a hechos enmarcados en un doloroso “Vía Crucis”. El itinerario de estos abusos sexuales recorre diversidad de diócesis, instituciones, Congregaciones y Órdenes Religiosas, con sus seminarios, noviciados y colegios regidos por ellas y ellos.
Resulta dramáticamente cierto conocer y deducir que el sigiloso silencio hasta ahora guardado en España en relación con el tema, responde a multitud de circunstancias, entre las que acentúo el dato de que en España nos quejamos mucho y de muchas cosas, pero, a la hora de la verdad, no denunciamos nada o casi nada. Factores sociales, culturales, históricos y seudo-religiosos, falsos temores a la misma Iglesia y a su omnímodo poderío cívico-político, sobre todo al encarnado en su jerarquía y en su Concordato, no facilitaron, ni facilitan, sino todo lo contrario, dar curso a denuncias, la mayoría de cuyos expedientes habrían de dormir el sueño de los “injustos”, a perpetuidad.
En la cultura del secreto se nos ha educado con toda clase de argumentos, algunos de ellos también con vigencia hasta en la otra vida. Por citar un ejemplo, el Concordato impedía condenar a un sacerdote, a no ser que su obispo diera el correspondiente permiso, limitándose normalmente el prelado, a cambiarle de parroquia o de cargo eclesiástico.
Aunque tengan que ser derramadas no pocas, y amargas, lágrimas y multiplicarse los penitenciales golpes de pecho, por favor, por amor a Dios y a la Iglesia, no dejen de leer este libro, que tendrá que ruborizar, ante la feroz constatación de la ineficacia e insuficiencia mostradas por su jerarquía.
Consuela y edifica pensar que “la lucha contra la pederastia, ha dado, por fin, un salto cualitativo con el papa Francisco, habiendo este aprobado medidas hasta hace poco impensables”. “Ir con la verdad y ser valientes y proféticos”, acaba de reseñar este papa inconmensurable, que debiera ser el lema del periodista cristiano.