Y entonces gana el papa, los obispos, los rabinos y así sucesivamente. Hay que trabajar mucho para convencer a los legisladores que actúen con conciencia y no con creencia.
Entrevista al doctor Mario Sebastiani, médico obstetra del Hospital Italiano de Buenos Aires. Está a favor de la despenalización del aborto. Es autor del libro «Aborto Legal y Seguro».
Con 40 años de profesión y alrededor de 11.000 partos en su haber, es autor de varios libros. El último, editado por Paidós, aborda el tema que se está debatiendo hoy en nuestro país “Aborto Legal y Seguro”.
Algunas preguntas que dan respuesta a la importancia que tiene desde la salud pública la despenalización del aborto.
Desde el punto de vista de la salud pública ¿por qué hay que despenalizar el aborto?
El aborto inseguro es responsable de la enfermedad. Hay entre 50 a 60 mil internaciones por año en los hospitales públicos de mujeres pobres. Esto está absolutamente desconocido en el escenario de la seguridad social. Esto es inequidad donde a la pobre le va mal y la rica lo resuelve satisfactoriamente.
En nuestro país el aborto está penalizado y tenemos 5 a 6 veces más de prácticas clandestinas que en los países donde está despenalizado. Por ejemplo se habla que en Argentina se producen alrededor de 500 mil abortos por año, en tanto que en España la cifra desciende a 94 mil.
Pareciera que los motivos de la salud pública son más que evidentes dado que en esos países no hay enfermedad y no hay muerte. Pero además algunos creen que hay que ayudar a la mujer para que siga adelante con el embarazo dándole techo, dinero o ayuda emocional. Aún escucho decir que puede entregar en adopción al recién nacido. En la ilegalidad ninguna de estas estrategias funciona, dado que el escenario es sórdido, oscuro, prohibido. Por ello hay que despenalizar.
A partir del momento que se instaló el debate sobre la despenalización del aborto, se cuestionaron las cifras que indican no solo la cantidad de abortos por año sino la muerte por gestación que la clandestinidad provoca. ¿Qué números son los que más se acercan a la realidad, teniendo en cuenta justamente que no es posible tener un registro?
Si quieren números reales lo lógico es despenalizar y las cifras serán reales, las edades de las mujeres serán reales y los motivos de los abortos serán reales. Mientras no haya despenalización todo es opinable, todo es estimado.
El año pasado se produjeron 47 o 48 muertes. El mismo ministerio reconoce que estas cifras tienen un sub registro, puesto que las muertes se computan de acuerdo a un certificado de defunción y los mismos tiene sus dificultades de llenado, de diagnóstico de política y de presiones. Por ello el 100 es un número quimérico, pero bastante real.
Sin embargo la muerte y las internaciones van disminuyendo, pero no es por políticas públicas, ni por morales, ni por los grupos pro vida. Disminuye puesto que hoy el aborto es farmacológico y de muy bajo riesgo. El problema es que gracias a los pro vida las mujeres deben pagar 4 a 5 veces más su precio en el mercado negro gracias a que ellos defienden la vida.
Sabemos que el Misoprostol es la alternativa medicamentosa. ¿Qué riesgos corre la mujer utilizando estas pastillas cuando en la mayoría de los casos se hace sin un control médico?
El Misoprostol es una medicación segura y de muy bajo riesgo. Recomendada enfáticamente por la ONU (Organización Naciones Unidas) y la OMS (Organización Mundial de la Salud). Lo que necesita una mujer es asesoramiento, que lo logra en Internet y un médico de confianza o una institución amigable que la acompañe.
Necesitamos en nuestro país Mifepristone que es otro fármaco necesario y que mejora la eficacia de la interrupción del embarazo por debajo de las 12 semanas aproximadamente.
Pese a existir una ley, no hay educación sexual en las escuelas. En su experiencia ¿las adolescentes recurren a los centros de salud en busca de métodos anticonceptivos o información?
Concurren pero esta concurrencia no está exenta de dificultades por la edad, por los horarios, por la postura de los propios agentes de salud. No es sencillo. El oxymoron es que el Estado compra los métodos anticonceptivos y luego obispos, jefes de servicio o directores de hospitales los retacean mencionando, por ejemplo, que son abortivos. Lo que es de una mala fe o una ignorancia total.
En nuestro país el divorcio o el matrimonio igualitario llevaron a debates intensos, pero finalmente lograron transformarse en ley. ¿Por qué cree que la despenalización del aborto todavía sigue sin llegar siquiera al Congreso?
El proyecto va a llegar al Congreso por expresa voluntad del presidente, a quien no conozco, pero le reconozco como todos que le ha dado una impronta a este tema como no lo hicieron sus antecesores.
Una vez que llegue cuidado con el libre juego de la democracia, puesto que si gana el NO….¿quién gana? Las mujeres no, los embriones no, la dignidad de las mujeres no.
Y entonces gana el papa, los obispos, los rabinos y así sucesivamente. Hay que trabajar mucho para convencer a los legisladores que actúen con conciencia y no con creencia.