Mujeres en duelo tras el ataque suicida en Maiduguri (Nigeria) que mató a más de una decena de personas el pasado jueves. JOSSY OLA AP
Un atentado suicida en una mezquita de Mubi, al noreste de Nigeria, ha provocado unos 50 muertos este martes, según un primer balance del portavoz de la Policía del estado de Adamawa, Othman Abubakar, en declaraciones a la agencia AFP. El ataque tuvo lugar a las cinco de la mañana, durante el primer rezo del día, cuando el terrorista hizo detonar el cinturón de explosivos que llevaba adosado a su cuerpo. El diario local The Punch asegura que el ataque ha sido obra de “un adolescente”.
“Por ahora tenemos al menos 50 muertos”, dijo Abubakar. Asimismo, hay decenas de personas heridas que han sido trasladadas a diferentes hospitales de la región. El presidente de la región norte de Mubi, Alhaji Musa Bello, ha dicho que hay “muchas víctimas” pero que todavía no puede facilitar un balance de muertos y heridos, informa Reuters.
El ataque no ha sido reivindicado pero lleva la marca del grupo terrorista Boko Haram que tiene en jaque a las autoridades nigerianas y de los países vecinos desde el año 2009, cuando comenzó una insurrección que ha provocado unos 20.000 muertos, tres millones de desplazados y una grave crisis humanitaria en tres regiones del noreste del país.
La zona donde se ha producido el atentado fue recuperada de las manos de Boko Haram en 2014 y estaba relativamente en calma si se la compara con otras regiones como el Lago Chad, Diffa en Níger o el estado de Borno, donde los terroristas llevan a cabo atentados y ataques prácticamente cada semana. Sin embargo, en las últimas semanas se ha producido un repunte de la violencia en Adamawa, un estado próximo a la montañosa frontera con Camerún donde el grupo terrorista mantiene numerosas bases.
El pasado fin de semana, Boko Haram decapitó a seis campesinos en la zona de Mafa, en el estado de Borno, después de secuestrarlos, según aseguró Jiddah Ahmad, hermano de una de las víctimas, a la agencia nigeriana de noticias NAN. A principios de noviembre, dos mujeres y un soldado fallecieron tras un ataque de la secta radical en Gulak, en el norte del estado de Adamawa.
Desde que Boko Haram proclamara un califato con capital en Gwoza (Borno) en agosto de 2014, su momento de máxima expansión territorial, el grupo ha sufrido un enorme desgaste debido a la reacción del Ejército nigeriano en 2015, a la que se sumó la respuesta de los países vecinos afectados, Níger, Chad y Camerún.
La creciente actividad de una fuerza militar conjunta, con base en Yamena, fue haciendo una pinza al grupo terrorista, cuyos miembros se refugiaron en sus bases tradicionales en zonas boscosas de Nigeria, en los montes Mandara fronterizos con Camerún y en el Lago Chad. Asimismo, la secta yihadista sufre una división interna desde agosto de 2016, cuando el Estado
Islámico proclamó como nuevo emir de este grupo a Abu Musab al-Barnawi, lo que no fue reconocido por su líder desde 2009, Abubakar Shekau.
Sin embargo, su capacidad de llevar a cabo atentados permanece intacta, tal y como ha demostrado en los últimos meses. La mayor parte de los ataques han sido protagonizados por terroristas suicidas, en ocasiones adolescentes y niñas, en mercados, mezquitas e incluso campos de desplazados, como el que tuvo lugar el pasado mes de agosto en Mandari cuando tres terroristas, entre ellos una mujer, provocaron 30 muertos y decenas de heridos al activar los explosivos que llevaban.