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Impartir sobre religión y moral, un desafío para la escuela laica francesa

La enseñanza sobre religión y la educación moral se intensificó en los últimos años en Francia, un país sometido a tensiones entre comunidades y conmocionado por los atentados yihadistas. Pero los profesores del sistema público laico avanzan con prudencia.

¿Se puede enseñar religión en la escuela?

No hay cursos específicos de religión para los 10 millones de alumnos del sistema público, salvo en Alsacia y Mosela, territorios alemanes cuando nació la escuela laica en 1882.

Pero el ministerio de Educación programó una «enseñanza laica de hechos religiosos», a partir de un informe elaborado por el filósofo Régis Debray, varios meses después del 11 de septiembre de 2001. Estos son impartidos en materias como historia y geografía, arte y filosofía, como «elemento de comprensión de nuestro patrimonio cultural y del mundo contemporáneo».

¿ Los docentes son reticentes ?

Puesto que no se trata de una enseñanza confesional y que es neutra respecto a todas las religiones, no hay una oposición destacable de los profesores, pero en una sociedad en que la práctica y la cultura religiosas están en retroceso, «los profesores, excepto quizás los de historia y filosofía, no se sienten muy bien armados» para enseñar al respecto, estima el presidente del Observatorio del Laicismo, Jean-Louis Bianco.

«Algunos profesores se dicen que deben conocer el Corán, la Biblia, la Torá. Pero se les explica que esta no es la cuestión y que no deben sobre todo entrar en controversias con los alumnos que defienden su religión», asegura Bianco.

Desde enero de 2015 y la ola de atentados terroristas que dejaron 241 muertos en Francia en nombre de un islam radical, el Estado emprendió iniciativas para formar a los docentes, pero estas chocan con la falta de tiempo. «Si los profesores se pasan todo el día hablando a los alumnos sentados en una silla, no hay lugar para la innovación», según Philippe Gaudin, director adjunto del Instituto Europeo en Ciencia de Religiones.

En junio, un profesor de una escuela de primaria fue transferido a otro centro por haber consagrado demasiado tiempo al estudio de la Biblia. «Todo es cuestión de medida», según Bianco.

¿Cómo reaccionan los alumnos?

Niños y adolescentes son raramente hostiles a la enseñanza de los hechos religiosos, según el sociólogo Sébastien Urbanski, miembro del grupo de investigación «Religiones, discriminaciones y racismo en el entorno escolar». «Los profesores saben resolver determinadas situaciones, como cuando un alumno dice ‘Usted no puede hablar del islam porque no es musulmán’. El curso se imparte igualmente».

Para Bianco, la oposición de los alumnos, que no «es muy frecuente», no se da siempre sobre religión, sino también sobre el Holocausto y el conflicto israelo-palestino. Y no procede forzosamente de alumnos musulmanes. «En algunos círculos cristianos se oponen a Darwin», recuerda.

«Es un arte pedagógico enseñar que ‘lo que escuchas en tu casa, no es superior, es simplemente de otro orden. Aquí te damos lo necesario para que desarrolles un razonamiento personal’. Es este posicionamiento entre saber y creer que no es fácil», agrega Bianco.

¿ Y la moral laica?

Además de la impartición de hechos religiosos, el sistema educativo francés ha priorizado, tras los atentados de enero de 2015, una «enseñanza moral y cívica», con el fin de promover los valores republicanos, el sentido crítico, el pluralismo de opiniones… Pero con media hora por semana «no se logra gran cosa», lamenta Eric Favey, de la asociación Liga de la Enseñanza.

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