Las Palmas de Gran Canaria y el mar constituyen un binomio que ha definido en gran medida la propia existencia de los grancanarios». Con estas palabras comenzó Augusto Hidalgo Macario, alcalde capitalino, el pregón que anoche dio el pistoletazo de salida a las Fiestas del Carmen de La Isleta.
A través de versos de los ilustres poetas isleños Cairasco de Figueroa y Tomás Morales, el regidor quiso recalcar en todo momento la relación entre la ciudad y el mar, con motivo de la festividad de la patrona de los marineros. «El mar es como un viejo camarada de infancia», citó este fragmento de la obra Poemas del Mar de Morales.
Durante su discurso, el primer edil hizo un recorrido histórico de la relación existente entre el océano y la capital durante sus más de 500 años de vida. «Una ciudad», afirmó, «que jamás vivió de espaldas a la mar en este Atlántico que nunca fue frontera». De la fecha festiva quiso recalcar que es en este día cuando «el aroma y el rumor de la mar, del Atlántico inmenso, envuelve playas y puertos, barrancos y medianías, ciudades, pueblos, villas y barrios, en el hondo sentir carmelitano de los grancanarios».
En su repaso a la historia de la urbe, el alcalde recordó que desde 1690 los niños del coro catedralicio solicitaron sacar en procesión a la patrona del mar, situada en la desaparecida iglesia del Sagrario, junto a la Catedral. Después, la imagen se trasladaría a la capilla del Hospital de San Martín, lugar que presidió hasta que en 1913 un grupo de monjas decidió trasladarla al nuevo barrio de La Isleta, donde «pronto arraigó y se hizo honda su devoción», indicó.
Durante su discurso, no faltó una referencia al DIARIO DE LAS PALMAS, concretamente al artículo Fiesta en la ermita de La Isleta, publicado el 9 de julio de 1913, en el que se hizo eco de aquellas primeras fiestas, ahora centenarias.
En aquel tiempo, el párroco de la iglesia de La Luz, Pedro López Cabeza, daba misa a la gente de la parte alta de La Isleta en una capilla rudimentaria, compuesta por un simple salón y unas planchas de zinc, con calles sin bautizar. «Así nació lo que con el correr del tiempo se convertiría en una extraordinaria devoción a esta advocación», subrayó el pregonero.
No quiso acabar Hidalgo su intervención sin recordar el carácter especial que tienen las Fiestas del Carmen en esta edición, pues desde el año pasado se han declarado Fiestas de la ciudad ante el gran afecto que despierta la patrona entre los marineros y los ciudadanos de la capital.
No faltaron los vivas a la Virgen y las lágrimas en este primer día de júbilo. «La más guapa y la más querida», recalcaron varios vecinos entre el gentío en los diversos actos del jueves como el repique de campanas.
En esta ocasión, el pregón se realizó en la calle Benartemi, frente a la parroquia de Nuestra Señora del Carmen, donde se instalaron pantallas para que todos pudieran disfrutar del momento. La decisión se tomó ante la gran cantidad de público que quería estar presente en el inicio del programa de actos, ya que hasta ahora el discurso inaugural se realizaba en el salón parroquial.