COMENTARIO: Esta debía ser la actitud de todas las instituciones en un Estado aconfesional. Como personas cada uno tiene su libertad de conciencia y puede acudir a un acto religioso o no, conforme a sus creencias o convicciones. Pero como institución pública, no debe acudir a una ceremonia religiosa, sea de la confesión que sea, pues con ello se produce una cunfusión entre el Estado, que somos toda la ciudadanía, cada cual con sus convicciones personales, y una opción particular.
Autoridades públicas en actos religiosos
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