Pasadas las 20 horas, y tras la misa presidida por el obispo, Gerardo Melgar, el cielo seguía nublado y la amenaza de lluvia permanecía, por lo que se optó por realizar la procesión solo por el entorno del templo catedralicio, donde se congregaron cientos de fieles.
Igualmente, decidieron bajar la Custodia del paso de baldaquín de la Virgen del Prado donde había sido instalada sobre un exorno floral de gladiolos blancos, margaritas blancas y anturiums verdes, para ser portada por el propio obispo debajo de un palio llevado por los miembros de la Adoración Nocturna.
Previamente, durante la Eucaristía, el canónigo de la catedral y delegado de Vida Consagrada de la Diócesis, Bernardo Torres, había colocado la Forma Consagrada en la Custodia, una pieza del siglo XVII de plata sobredorada y pedrería.
La procesión apenas si duró media hora pero siguió el orden del desfile como es tradición en esta importante celebración cristiana, este año sin los niños de Primera Comunión.
Abrieron el cortejo los fieles para alumbrar el recorrido, que siguió la Banda de Música de la Agrupación Musical de Ciudad Real, además de las secciones femenina y masculina de la Adoración Nocturna con sus abanderados y los caballeros de las Órdenes Militares, con Pedro de Borbón-Dos Sicilias y de Orleans como presidente del Real Consejo de las Órdenes Militares, seguidos de una veintena de seminaristas y sacerdotes.
Igualmente, asistió una amplia representación de concejales de la Corporación Municipal, con Pilar Zamora, la alcaldesa, a la cabeza, además del subdelegado del Gobierno, Juan José Prieto, y autoridaes militares como el teniente coronel jefe de la Comandancia de Ciudad Real, Humberto Urruchi, el coronel subdelegado de Defensa, Javier Jiménez Castillejo, y el comisario de la Policía Miguel Rufino Méndez.