Cuando se supo que el asesino era un fundamentalista cristiano de extrema derecha, los medios la atribuyeron simplemente a un enfermo mental
A medida que iban trascendiendo detalles atroces de los atentados de Noruega, la mayoría de medios iba señalando la probable autoría del "terrorismo islamista". Pero cuando se supo que el asesino era un fundamentalista cristiano de extrema derecha, los mismos medios la atribuyeron simplemente a un "loco".
Lo sucedido en Noruega es un "ejemplo clarísimo" de la "obsesión antiislámica" en Occidente, subraya AntoniCastel, del Observatorio de Conflictos de la UniversitatAutònoma de Barcelona, quien añade: "Ante la duda, siempre es culpa de los musulmanes; y cuando se ve que el asesino es uno de los nuestros, entonces es sólo cosa de un loco, despojado de toda responsabilidad política".
"Hay una asimetría clara porque el islamista es el Otro, el chivo expiatorio", añade Félix Ortega, catedrático de Sociología de la Universidad Complutense de Madrid y experto en populismos. A su juicio, en España el liderazgo del populismo de derechas recae en ciertos medios de comu-nicación, que han tratado de sortear que detrás del desequilibrado hay también "ideología de extrema derecha".
Los ejemplos en la prensa española fueron muy abundantes. El primer día, con la hipótesis islamista aún no descartada, La Gaceta insistía que "es difícil creer que se trate de un desequilibrado", La Razón descartaba un "actoindividual" y apuntaba a "grupos de extrema izquierda" como única hipótesis alternativa al islamismo, mientras que Abc cargaba contra la Alianza de Civilizaciones y aportaba como prueba de cargo de la culpabilidad musulmana que Noruega "tiene una colonia paquistaní considerable".
El día siguiente, todo cambió: La Gaceta se centraba en la "demencia del psicópata", de quien subrayaba su antigua militancia masónica, La Razón, en la descripción del "desequilibrado", y Abc escrutaba al "loco asesino". Su ideología pasó a un lejanísimo segundo plano y El Mundo incluso puso énfasis en pedir que se respetara.
"La extrema derecha no se describe [en la prensa] como una amenaza fundamental a la democracia en Europa y se mitiga como formas de populismo que le da casi una legitimación democrática", opina Teun A. van Dijk, de la Universitat Pompeu Fabra y referencia europea en análisis del discurso. Y agrega: "La ironía es que precisamente la extrema derecha ha sido mortífera en la historia europea, sobre todo en el siglo XX". Van Dijk considera, además, que el "racismo cotidiano de las élites" es ignorado sistemáticamente.