En pleno siglo XXI la Universidad de Extremadura, creada en los años 70, que cuenta con instalaciones en edificios de nueva construcción, como es el caso de la Facultad de Educación en el campus de Badajoz, puede encontrar en su Biblioteca un crucifijo presidiendo la instación de un servicio público, vulnerando el más elemental principio de aconfesionalidad, identificando un espacio universitario con una creencia particular y violentando a cuntas personas hacen uso de esas instalaciones sin tener creencias religiosas, o teniendo otras, ven como los responsables de un espacio público y común a todos se encuentra presidido por un crucifijo católico como si se tratara de un lugar religioso o de culto.
Una situación, que de tratarse de un símbolo de otra religión o de una ideología política, nunca se hubiese permitido. Pues esa actitud debe ser igual para cualquier simbología religiosa o ideológica particular, sin que una de ellas puede teenr el privilegio de exponerse en el espacio común y público, como es, en este caso, una universidad
Se ha denunciado esta situación y se espera su inmediata retirada para respetar la libertad de conciencia de tadas las personas y la neutralidad del Estado en materia religiosa y de convicciones.