Las variantes de religiosidad creciente del velo islámico suponen un reproche para las mujeres que prefieren no usarlo
La condena a Acciona por prohibir a una empleada que trabaje con el hiyab, forma acentuada del velo islámico, no es un triunfo de la libertad religiosa.
La sentencia es el triunfo de una religión, que logra el derecho a imponerse a compañeras de trabajo y a clientas.
La libertad religiosa llegó a España cuando se moderó el exhibicionismo católico.
La libertad religiosa llegó a Balears con el ‘top less’ de Mallorca y el nudismo ibicenco.
La exhibición del cuerpo fue fundamental en la circunscripción de los hábitos religiosos a su lugar de culto.
Las variantes de religiosidad creciente del velo islámico suponen un reproche para las mujeres que prefieren no usarlo.
En los países donde gobiernos islámicos prohíben la implantación de otras religiones, el velo es mandatorio, y difícilmente lo que es obligatorio en origen puede interpretarse como un signo de libertad, al margen de que libertad y religión son incompatibles por la propia etimología de religar o establecer una ligazón.
Consuela saber que los ciudadanos de Balears pueden presentarse en el lugar de trabajo cargando una pesada cruz o en sotana, como expresión de su libertad religiosa.
¿Se puede ir al lugar de trabajo en bañador? No, porque el cuerpo no es libre. El velo tampoco, pero dejémoslo estar.