Por más de dos décadas, el sargento Beau Gates ha trabajado en los campos de entrenamiento de la Guardia Nacional de Washington. Pero, desde el año pasado, asumió el rol de reclutador y, desde entonces, visita las escuelas preparatorias del valle en busca de nuevos reclutas.
Gates viaja por todo el Centro-Sur de Washington, incluyendo Sunnyside, Prosser, Toppenish y Bickleton. Sus visitas implican la creación de un stand publicitario en alguna escuela durante los períodos de almuerzo, luego debe hacer seguimiento con un estudiante que expresó interés. “Una de las mejores cosas que puedes hacer es prestar servicio a la comunidad”, dijo Gates.
Las fuerzas armadas han enviado reclutadores a las escuelas durante décadas. Sin embargo, un cambio en las leyes durante la última década ha hecho que estas visitas sean mucho más frecuentes, algo que satisface a los simpatizantes pero que preocupa a los críticos.
En Sunnyside High School, el director Ryan Maxwell, dijo que las visitas de los reclutadores militares ocurren casi a diario, pero aseveró que las universidades también envían reclutadores.
“Tienen el mismo acceso (que los reclutadores militares). Siempre estamos tratando de promover lo que hay después de la preparatoria”.
A.C. Davis High School en Yakima tiene la misma visita rutinaria de reclutadores, dijo la portavoz Kirsten Fitterer. La frecuencia no ha cambiado en los últimos cuatro años.
En West Valley High School, los reclutadores militares realizan visitas una vez al mes, pero esta escuela tiene el programa JROTC, donde los estudiantes realizan cursos militares.
En Granger, las visitas son menos frecuentes, probablemente debido al menor número de estudiantes, dijo el consejero Greg Herrera, agregando que los centros de educación superior son los que realizan más visitas. “(Recientemente) recibimos una llamada de Eastern Oregon (University)”, dijo Herrera. “Recibo llamadas de las universidades con más frecuencia, sobre todo en esta época del año. Yo diría que las universidades tienen mayor interés que las fuerzas armadas”, subrayó.
El Ejército tiene 20 reclutadores en el Centro de Washington. Los Marines tienen cuatro reclutadores que abarcan las escuelas desde Yakima a Wenatchee.
Cuando la ley federal No Child Left Behind entró en vigor en 2002, gran parte de la atención se centró en los exámenes de los estudiantes y en la responsabilidad de las escuelas para que los aprueben. Pero la ley también les daba mayor acceso a los militares en escuelas, los estudiantes y sus familias. La disposición también les proporcionaba a los reclutadores militares información de contacto de los estudiantes y sus familiares. No obstante, los padres o apoderados, podrían solicitar que los nombres y direcciones de sus estudiantes no sean expuestos.
En 2015, No Child Left Behind fue reemplazado por la ley Every Student Succeed Act, pero la parte sobre los militares permaneció intacta.
Contrariamente a lo que algunos creen, la ley no permite un “acceso sin restricciones” a las escuelas, dijo el sargento primero Patrick Boucher, del centro de reclutamiento del Ejército en Union Gap. Los reclutadores deben seguir las reglas que los directores y consejeros les dan y coordinar los eventos a través de la escuela.
A principios de los ochenta, cuando Raymond Navarro estudiaba en la preparatoria, no había reclutadores en su escuela. Sin embargo, se enlistó en el Ejército para obtener ayuda financiera que le permitiera estudiar en la universidad y servir al país.
Ahora, como miembro de la Junta Escolar de Yakima y también padre de familia, Navarro afirma que sus hijos le han contado que los reclutadores ofrecen mayor información sobre lo que implica servir en el ejército. “Cuando fui reclutado, nunca me hablaron sobre los posibles riesgos del servicio militar”, dijo Navarro. “Tal vez, necesitan decirles que existen posibilidades de entrar en combate”.
Amanda Shipman, una madre de Yakima y directora regional de PTA en Washington, dijo que los reclutadores militares deben ser bienvenidos en las escuelas, siempre y cuando su presencia no sea opresora e intrusiva. “Soy una persona pro militar”, dijo Shipman. “A veces los niños no tienen otras opciones (después de la preparatoria), pero entonces descubren esta opción”.