La jornada comenzó con una salva de cohetes. Posteriormente, la banda de música de Pola de Laviana caldeaba los ánimos con sus acordes en las principales arterias de la villa. Con máxima puntualidad, pasado el mediodía daba comienzo la celebración religiosa en una basílica de Santa María que no recuerda una afluencia igual en el mes de octubre. Pero era una cita especial. Desde todas las puertas trataban de acceder continuamente fieles. En los primeros bancos, los miembros de la comisión de la Guía, de riguroso negro y con el nardo en la solapa. Entre ellos su presidente, David Prada, que no pudo contener las lágrimas en el instante de la imposición de la corona. A su lado también se encontraban presentes el alcalde de Llanes y los concejales de Foro y PP, así como representantes del PSOE. Los presidentes de los bandos de San Roque y la Magdalena tampoco quisieron faltar a la cita, al igual que el presidente de la Cofradía de Pescadores Santa Ana de Llanes. Representantes de la Guardia Civil quisieron arropar igualmente la ceremonia. Y grandes protagonistas fueron además las diez parejas de niños y niñas encargadas de interpretar la Danza de Arcos.
La homilía del arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes, precedió de una manera elegante y cercana al acto principal de la jornada. Él mismo fue el encargado de engalanar a la presencia de la Guía, cinco veces centenaria en la villa. Y le colocó la corona a ella y al niño que porta en sus brazos, quedando así destacado para siempre el fervor que por ambos sienten sus devotos.