«La reubicación de refugiados debe hacerse de forma solidaria. Algunos lo hacen y otros dicen que no quieren hacerlo porque son católicos y no tienen espacio para musulmanes. Yo encuentro inaceptable este argumento. Primero es la gente y luego la religión», ha expresado el jefe del Ejecutivo comunitario en su intervención ante el pleno del Comité Económico y Social Europeo.
«Por tanto, es necesario acoger a aquellos que huyen de la violencia o la tortura. Están viajando por una razón. Y si hay países que no pueden acoger a algunas poblaciones, es necesario que participen más en la protección de fronteras exteriores», ha enfatizado Juncker en su discurso inicial.
En esta misma línea, ha recordado que en octubre iniciará su actividad el cuerpo europeo de fronteras y guardacostas, una propuesta presentada por la Comisión Europea en diciembre de 2015. «Ahora todo el mundo quiere un sistema de protección de fronteras», ha manifestado Juncker tras poner de manifiesto que Bruselas sugirió en 2007 la puesta en marcha de un mecanismo similar que fue rechazado por los socios comunitarios.
También sobre la crisis de refugiados, Juncker ha destacado la importancia de que el bloque comunitario actúe en consecuencia y no deje a países como Italia, Malta o Grecia que aborden la cuestión por sí mismos.
El jefe del Ejecutivo comunitario ha mostrado su admiración por Italia en sus esfuerzos por salvar vidas, pero ha señalado que el resultado es que los barcos de toda Europa los transportan a Sicilia y dejan la manutención de refugiados a cargo de las autoridades italianas. «Lo mismo sucede en Grecia», ha indicado, antes de reiterar que la reubicación tiene que efectuarse de una forma solidaria.
Por otro lado, Juncker ha destacado que en África hay 60 millones de refugiados y ha recordado que el objetivo de la Comisión Europea es ampliar el plan de inversiones de la UE para que cubra también a países africanos. «Si Europa no invierte en África, África vendrá a Europa», ha advertido.
«No es algo que me preocupe, pero creo que es mejor actuar allí antes que dejarles viajar para cruzar el Mediterráneo», ha explicado. «En la frontera de Libia hay 225.000 personas esperando para cruzar el Mediterráneo e ir a Italia. No podemos acogerlos a todos, pero tenemos que protegerlos y asegurarnos de que no cruzan con malas embarcaciones», ha apuntado.