El día grande de Candelaria amaneció espléndido. Una mañana luminosa, sin nubes, y con la brisa del alisio atenuando los efectos de un sol que empezó a apretar desde muy temprano. Como cada 15 de agosto, el acto más madrugador fue la recepción en la Basílica de los tambores y la ofrenda de la Asociación La Guanchería de Los Realejos. Seguidamente, a las 10.00, las sirenas de los vehículos de Protección Civil anunciaban la llegada de la marcha atlética desde Santa Cruz, que en esta edición cumplía sus bodas de plata.
Destacada presencia civil y militar
Acto seguido, la procesión cívica desde el Ayuntamiento hasta la plaza de la Patrona dio paso a la recepción del representante del rey. Este año ese papel le correspondió al jefe del Mando de Canarias, el teniente general Pedro Galán García que, como marca la tradición, y una vez se le rindieron honores, pasó revista a la compañía formada por 140 militares del Regimiento de Infantería Tenerife 49. Detrás del pendón que portaba Manuel González, concejal de Cultura de Candelaria, comenzaron a aparecer las autoridades, entre ellas el delegado del Gobierno en Canarias, Enrique Hernández Bento; el presidente del Gobierno de Canarias, Fernando Clavijo; la vicepresidenta del Ejecutivo, Patricia Hernández; la vicepresidenta del Parlamento, Cristina Tavío (no asistió la presidenta de la Cámara, Carolina Darias); el presidente del Cabildo, Carlos Alonso, además de algunos diputados nacionales, varios consejeros regionales e insulares, parlamentarios autonómicos, la Corporación candelariera y alcaldes y concejales de diferentes municipios, entre ellos Gonzalo Rosario, regidor de Teror, pueblo hermanado con Candelaria desde hace 25 años. También hubo una amplia representación de mandos de los ejércitos de Tierra, Mar y Aire, así como fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado y de la Comunidad Autónoma.
El presidente del Gobierno, Fernando Clavijo, señaló ayer a los medios de comunicación que estaba “contento” por la ausencia de incidencias “y porque no ha habido fuego”. Señaló que la peregrinación a Candelaria “es una tradición que se pega de padres a hijos” y sobre la homilía del obispo admitió que “al menos a mí y a mucha gente nos ha hecho reflexionar”.
Por su parte, la alcaldesa de Candelaria, María Concepción Brito, confirmó la cifra de más de 150.000 personas que llegaron al casco del municipio durante el puente, “superando la participación del año pasado”. “Seguimos recibiendo peregrinos y se han cumplido nuestras previsiones”, indicó. Respecto a las incidencias registradas, dijo que “la mayoría han tenido que ver con el calor”.
Misa y procesión
Una vez que acabó el desfile militar, superado el mediodía se inició la misa, presidida por el obispo de Tenerife, Bernardo Álvarez. Medio templo, de la mitad hacia adelante, estaba ocupado por las autoridades, a las que el obispo fue mencionando desde el altar, atreviéndose incluso a lanzar una puntita cuando saludó al representante del rey: “A ver si un año puede venir don Felipe VI”
En su homilía, en una Basílica abarrotada y donde el abanico se convirtió en un elemento imprescindible para combatir el calor, el obispo se refirió a la celebración como “un signo de esperanza que nos invita a renovar la fe en Dios”. En otro momento señaló que “los creyentes piensan que las cosas funcionan porque detrás hay una causa, mientras que los no creyentes lo achacan a la casualidad”. En su intervención también lanzó una pregunta dirigida a los presentes: “¿En qué grupo queremos estar, en el de los poderosos o en el de los humildes? De lo que ansiamos en el corazón, proyectamos nuestros comportamientos. ¿Qué buscamos en la vida?, hagámonos esa pregunta”. Por último, invitó a todos a ser peregrinos, “pero no solo para peregrinar a santuarios como este de Candelaria, sino a casa de los demás, donde hay problemas y situaciones embarazosas”.
La larga eucaristía -duró una hora y 10 minutos- dio paso a la procesión alrededor de la plaza de la Patrona. Este año, a pesar de que soplaba una brisa intensa, no ocurrió lo de la edición pasada cuando el fuerte viento impidió que la Imagen saliera después de la misa.