En estos días, dos monjas pertenecientes al movimiento fundado por Teresa de Calcuta, las Misioneras de la Caridad, desfiguraron dos carteles del Partido del Sexo en Melbourne (Australia), uno que pedía que se le cobren impuestos a las iglesias y otro que pedía la legalización de la marihuana:
Dos personas vestidas como monjas fueron vistas desfigurando un cartel de «Cóbrenle impuestos a la Iglesia» en una calle en el norte interior de Melbourne.
Al parecer, la pareja trató de rasgar dos carteles de campaña del Partido Australiano del Sexo en una esquina cerca de la calle Smith en Collingwood.
[…]La pareja está vestida con el atuendo distintivo usado por hermanas de la Misioneras de la Caridad, creadas por la Madre Teresa.
Shane Healy, director de medios y comunicaciones de la Arquidiócesis Católica de Melbourne, dijo que aunque interferir con carteles electorales no podía condonarse, «nadie debería sorprenderse en absoluto que las hermanas de las Misioneras de la Caridad, establecidos por la Madre Teresa de Calcuta para alimentar y apoyar a los más pobres entre los pobres, se hayan ofendido por las políticas del Partido Sexo».
En vida, Teresa de Calcuta se regocijaba de la miseria ajena, y allá donde iba interfería con las políticas públicas para imponer una agenda que se ajustara a los más conservadores lineamientos católicos — su legado se resume en sufrimiento y la imposición de sus creencias a poblaciones enteras.
Por lo visto, sus hermanas aprendieron bien la lección y ni siquiera pueden respetar que el público general sea expuesto a ideas que a ellas no les gustan. Y, por cierto, ¿qué más da que se hubieran ofendido con las ideas del cartel? Eso es problema de ellas — existe el derecho a decir cosas que los demás encuentren ofensivas y el derecho a ofenderse, pero no existe el derecho a no sentirse ofendido.
