Decenas de académicos, profesores y administradores se están organizando para exigir la autonomía de la educación laica, tras el furor generado por la exclusión del libro «Gader Jaia» (en él se menciona un romance entre un árabe y una judía) de la enseñanza en las escuelas secundarias por parte del ministro de Educación Naftali Bennett.
Esto es iniciativa del «Foro secular», en contra de las tendencias invasivas de la religión en la sociedad israelí. Sin embargo, los principios, los métodos de operación y las metas aún no han sido acordadas – por ejemplo, están los que debaten salirse del sistema educativo estatal en favor de un marco separado, los que exigen mecanismos de protección en el sistema público, y los que se oponen abrumadoramente a los programas de estudios judíos, y los que se oponen sólo a su versión ortodoxa.
Pero lo que une a todos los participantes – alrededor de 30 académicos, maestros y administradores escolares – es el deseo de luchar contra la toma de posesión de la educación estatal por el movimiento sionista religioso.
«Durante mucho tiempo había la percepción de que el laicismo era hegemónico en el sistema estatal, y que no había necesidad de luchar como una minoría. Esto ha cambiado ya», dice Ram Fruman, uno de los organizadores de «Haforum Hajiloní» (Foro Secular).
El sistema educativo israelí, tal como fue diseñado en la década del 50, está dividido por sectores: el laico, el religioso nacional, y las dos variantes sefardí y ashkenazí del judaísmo ultraortodoxo, y el árabe. Tras varias décadas en los que ningún sector se topaba con el otro, actualmente el sistema laico sufre de invasiones del sector religioso, sea ultraortodoxo o nacionalista.
Muchos padres se quejan, por ejemplo, del proselitismo de Jabad Lubavitch en las escuelas – distribuyendo folletos sobre la importancia de la observancia del sábado y del encendido de las velas por parte de las mujeres-, de campañas de «identidad judía» organizadas por el sionismo religioso desde el Ministerio de Educación, las reformas del manual de educación cívica enfatizando el carácter judío del país por sobre el democrático, y la reciente censura del libro «Gader Jaia».