Obispo por un día. Diego González Torres ha portado el báculo de jefe de la Iglesia burgalesa durante el Día de los Santos Inocentes. Esta celebración, conocida como Obispillo, ha vuelto a cambiar las tornas jerárquicas, dejando en manos de los niños esos mensajes de paz tan repetidos estas fechas, pero no exentos de realidad. Por eso, Diego ha cumplido su cometido de ser el ejemplo de la Iglesia y, junto a sus compañeros de la Escolanía Pueri Cantores, ha pedido solidaridad con los que sufren la exclusión social.
Este de 2015 ha sido el primer Obispillo para el nuevo arzobispo de Burgos, Fidel Herráez, que asumía la responsabilidad hace justamente un mes. El máximo representante de la Iglesia Católica burgalesa ha recibido, en el Salón de Actos del Arzobispado, a la comitiva de los Pueri Cantores, con su Obispillo a la cabeza. Herráez ha confesado sentirse “sorprendido” por esta tradición que no se celebra en todos los lugares, la cual considera muy positiva.
El nuevo arzobispo de Burgos fue durante dos años miembro de una escolanía. Fue de los 10 a los 12 años, ha recordado, coincidiendo con el momento en el que Herráez intensificó su relación con Dios y acabó “deseando” ser sacerdote, ha explicado. En ese breve repaso por su trayectoria, Herráez ha reconocido que nunca pensó en ser arzobispo, pero el Papa le reclamó para una responsabilidad mayor en el organigrama eclesiástico.
Superada la visita a la Casa de la Iglesia, Diego ha recogido su impecable montura blanca y ha paseado por las calles del centro, para acabar desembocando en una nutrida Plaza Mayor en la que le esperaba el alcalde, Javier Lacalle. De ahí, la comitiva ha subido al Salón de Plenos, donde el Obispillo ha leído las reivindicaciones que, en su nombre y el de sus compañeros, quería trasladar al alcalde.
Diego ha comenzado dando las gracias a Lacalle por “dejar la ciudad más bonita” y ha continuado reclamando más protección para los inmigrantes y esos padres que tienen dificultades para encontrar trabajo. Además, el Obispillo no se ha olvidado de una de sus aficiones, el balonmano, y le ha pedido al alcalde que “renueve las instalaciones”, porque durante el otoño y el invierno pasan mucho frío entrenando, ha asegurado.
Lacalle ha recogido las solicitudes y ha pedido a Diego que saliese al balcón del Ayuntamiento para ofrecer el mensaje de paz que cada año traslada este joven obispo a los convecinos que le escuchan atentos desde la Plaza Mayor. Con aplausos, Diego ha puesto punto y final al acto central de su mandato como Obispillo, cargo que volverá a asumir alguno de sus compañeros de la Escolanía de los Pueri Cantores que en 2016 haga la Primera Comunión.