Resulta sorprendente que este obispo considere totalitario retirar del tanatorio municipal de Valencia los símbolos de su religión, para que sólo a petición de los familiares se coloquen esos u otros. Su ofuscada mente clerical es incapaz de comprender que ese espacio es público y debe respetar las creencias o convicciones de cualquier persona que haya de hacer uso del mismo. Y si dejar la sala libre de símbolos religiosos para que cada cual pueda optar por los que le sean propios es para el nuevo arzobispo de Burgos un acto de totalitarismo, ¿cómo habríamos de calificar su pretensión de que el crucifijo, la virgen o los santos católicos ocupen de forma permanente ese lugar sin importar las convicciones o creencias de quienes han de utilizarla? ¿Quién es el que no respeta a los demás?
El mismo clericalismo destila Fidel Herráez, nombrado por el «bueno» de Bergoglio, cuando afirma que son unos ignorantes quienes pretenden sacar la religión de la escuela. Entiéndase, la religión confesional y catequética que tanto interés tienen en mantener como una asignatura de primer orden, como las matemáticas, la lengua o las ciencias,… incapaces de comprender que la escuela no puede convertirse en la parroquia, que la escuela es el espacio para el conocimiento, la ciencia,… no para el adoctrinamiento ni religioso, ni político, ni ideológico. El fenómeno religioso estará presente como un aspecto de la historia, de la filosofía, del arte…. materias hoy muy mermadas por el horario destinado a la doctrina religiosa.
Lo que realmente quieren conservar es el dominio de las mentes en formación y la prebenda de mantener un «ejército» de 25.000 catequistas -profesores de religión- y que ambas cosas las paguemos con el dinero de todos.
El obispo auxiliar de Madrid, Fidel Herráez Vegas, se ha referido hoy a la decisión del Ayuntamiento de Valencia de retirar los símbolos católicos del tanatorio y crematorio municipales para asegurar que este tipo de decisiones es, a su juicio, «propio de actitudes totalitarias».
«Los poderes públicos tienen que respetar las creencias y la fe de los ciudadanos, a ver si nos acostumbramos. Si los ciudadanos lo quieren, y lo quieren razonablemente, no por capricho, ¿por qué se lo va a quitar alguien que está para organizar el bien común y no para dar cauce a determinadas ideas que tenga?», se ha preguntado en rueda de prensa.
Herráez ha considerado que este tipo de decisiones es «propio de actitudes totalitarias», y ha remarcado que los católicos «también» son «ciudadanos» y no se les «puede imponer la ausencia de símbolos religiosos».
«El Estado es aconfesional, de acuerdo, pero los ciudadanos no, a ver si nos acostumbramos a esto. Por eso el Estado tiene que facilitar a los ciudadanos que expresemos nuestra fe también en lugares públicos», ha insistido.
Herráez Vargas ha sido nombrado arzobispo de Burgos, cargo al que llega con voluntad de servir a los demás, según ha explicado él mismo en rueda de prensa en Madrid.
Tras la proyección de un vídeo del arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, en el que le felicitaba por el nombramiento y le agradecía su labor en Madrid, el propio Herráez ha explicado que se incorporará a su nuevo puesto el 28 de noviembre tras haber dedicado los últimos 20 años a Madrid, una diócesis «amplia y compleja, con muchas realidades».
Herráez ha reiterado su disposición a servir allí donde le requieran, y ha celebrado volver a Castilla y León, donde él nació (en Ávila) en 1944, para servir «especialmente a quienes más necesiten la cercanía y el cuidado de la Iglesia».
El arzobispo electo de Burgos ha aprovechado su intervención para desear «lo mejor» al nuevo Gobierno que surja tras las elecciones de diciembre, «para el bien de todos los que configuramos esta nación, España», y ha considerado que la Iglesia ha de colaborar «con sencillez, pero también con claridad y valentía» con las instituciones.
A este respecto, ha apuntado que las autoridades «siempre deben respetar y favorecer la libertad religiosa» de manera que los ciudadanos «puedan expresar libremente su fe».
También se ha referido a la religión en los programas educativos, y ha arremetido contra la «gran ignorancia» y el «desconocimiento profundo» que tienen de esta asignatura quienes creen que hay que sacarla las aulas.
«Si la escuela es un ámbito de educación integral de niños y jóvenes, si hay una dimensión -la religiosa- en la que no se les educa, la escuela no cumple su función», ha argumentado, tras asegurar que el derecho de los padres a educar a sus hijos en sus creencias es «previo a lo que un gobierno pueda decir».
«No educar en la escuela es una decisión no grave, gravísima», ha insistido.
Bachiller en Teología por la Universidad Pontificia de Comillas y Doctor en Teología Moral por la Universidad Pontificia Lateranense en Roma, fue presidente del Consejo Diocesano de la Educación Católica entre 1986 y 1995 y presidente del Forum Europeo para la Enseñanza Religiosa Escolar entre 1992 y 1997.
Vicario General de la Archidiócesis de Madrid entre 1995 y 2015, fue elegido Obispo titular de Cedie y Auxiliar de Madrid en mayo de 1996.
Además, en la Conferencia Episcopal es miembro de la Comisión Episcopal de Enseñanza y Catequesis desde 1996.