El gobierno se ha visto obligado a desplegar cerca de 1.300 soldados
El 90% de los habitantes de Indonesia son musulmanes
Las autoridades de la provincia indonesia de Aceh han anunciado la clausura de una decena de iglesias un día después de que lo exigiera el grupo radical Frente de los Defensores Islámicos (FDI).
La semana pasada cientos de musulmanes quemaron un recinto cristiano en el área de Aceh Singkil e intentaron hacer lo mismo con otro habitáculo provocando una confrontación confesional que acabó con 1 muerto y cerca de 7.000 desplazados.
La mayoría de los huidos -que se han visto obligados a recluirse en colegios y recintos improvisados- pertenecen a la minoría cristiana, que constituye un 10% de la población de esa región ultraconservadora de mayoría musulmana.
El líder local del FDI, Hambali Sinaga, no sólo requirió el cierre de las iglesias aduciendo que «carecen de los permisos requeridos» sino que lanzó una velada amenaza. «Esperamos que mañana (el lunes) no haya más violencia», dijo.
El gobierno central se ha visto obligado a desplegar cerca de 1.300 soldados y policías para evitar nuevos choques religiosos.
El miércoles el presidente Joko Widodo hizo un llamamiento a la calma y a través de internet aclaró que «la violencia motivada por la religión y las creencias, daña la diversidad».
El 90% de los 250 millones de habitantes de Indonesia son musulmanes que, salvo en Aceh, practican un credo alejado de rigorismo que se aprecia en Oriente Próximo. El país también cuenta con una significativa comunidad cristiana que ronda los 20 millones.
La legislación local exige que la apertura de templos religiosos cuente con la «aprobación de la comunidad», lo que ha propiciado la proliferación de iglesias cristianas «sin papeles» ante la imposibilidad de que los seguidores de esta fe obtengan el apoyo de sus vecinos.
«Todos los templos, da lo mismo de que religión, tienen que regirse de acuerdo con las leyes de Aceh«, declaró Bardan Sahidi, un legislador local.
Para la ONG Setara Institute, que promueve las prácticas democráticas, esta normativa instaurada en 2006 «es claramente una restricción» y es la que está propiciando estos brotes de violencia recurrentes.
Setara considera que erigir un templo, de cualquier credo religioso, forma parte del derecho de los ciudadanos a la libre expresión y a reunirse en asambleas «y por tanto no necesita la aprobación de nadie».
Aceh se rige por la legislación islámica (Sharia) desde el año pasado. La disposición se puede aplicar incluso a los que no practican esa fe, lo que ha generado una notable controversia en las agrupaciones pro-derechos humanos.
Los no musulmanes también podrían ser flagelados en público si beben alcohol, si las mujeres no portan el velo o las parejas no casadas muestran en público un «afecto excesivo».
«Habría sido injusto si castigáramos a los musulmanes y no a los no musulmanes», adujo Abdulah Saleh, un miembro de la asamblea legislativa local en declaraciones al diario The Jakarta Post.
Activistas musulmanas como Samsidar también se mostraron contrarias a las últimas regulaciones dictadas por las autoridades locales que han prohibido a parejas «no casadas» circular juntas en motocicletas -el sistema más común de transporte en la zona- y pretenden segregar todos los colegios de la región.
«No veo cual es el beneficio de esa medida para la mejora de la educación en Aceh. Mejor harían en dictar una regulación que ayudara a la población pobre que no tiene acceso a la educación a que pudiera disfrutar de ella», manifestó Samsidar.