Presididos por el arzobispo de Madrid, monseñor Carlos Osoro, los actos litúrgicos dieron comienzo con la recepción de los estandartes de los distintos grupos, que fueron recibidos a pie de altar por el prelado madrileño acompañado por el deán de la Catedral, Joaquín Iniesta, el capellán de la Real Esclavitud, Jesús Junquera, y el maestro de ceremonias, Andrés Pardo.
Una vez situados a los pies de la Virgen de la Almudena, en el altar mayor dio comienzo la celebración de la Eucaristía, concelebrada por el arzobispo castrense y Esclavo de honor de la Real Esclavitud, monseñor Juan del Río, vicarios episcopales, Deán y cabildo metropolitano, y numerosos sacerdotes. A la misa asistieron los Duques de Noto, Esclavos de honor de la Real Esclavitud, y Cristina Cifuentes, presidenta de la Comunidad de Madrid, que recibió la medalla de Esclava de honor al finalizar la ceremonia.
Al finalizar la Eucaristía, se procedió a la entrega de los títulos y medallas de esclavos de honor de la Real Esclavitud, que este año han recaído en un grupo de personas del ámbito religioso, civil y militar que han destacado por su amor al Evangelio, a la patrona de Madrid y al prójimo.
Así, recibieron este galardón de manos del arzobispo: Avelino Revilla, vicario general; Francisco J. Cuevas, vicario de acción caritativa; Carlos Aguilar, vicario de evangelización; José Luis Segovia Bernabé, vicario de acción social e innovación; Cristina Cifuentes, presidenta de la Comunidad de Madrid; el Regimiento de la Guardia Real de SM el Rey de España; la Congregación del Santísimo Cristo de los Alabarderos; Teresa Campuzano e hijos; Agustín Álvaro López, y señora; Manuel José Guiote Linares; Félix Conde Benito; Antonio José Calahorro, mayordomo de la Congregación del Santísimo Cristo de los Alabarderos, y señora; Alfredo Amestoy, periodista; Alberto Ferrer Oliva y señora; Real Congregación de San Isidro; Real Hermandad del Refugio; Juan García Martínez, Duque de San Pedro de Galatino, lugarteniente de España O. de la orden del Santo Sepulcro; y la Asociación Heraldos del Evangelio.
A continuación, el arzobispo bendijo unos rosarios que fueron entregados a todos los presentes. Con el canto a la Virgen desde el altar de la Almudena concluyó la celebración.