«El Padre Ángel hace milagros», dice un compañero a mi lado. El milagro no pequeño de reunir en la misa del día de los abuelos a los más significados políticos madrileños.
Porque allí, en la iglesia de San Antón, famosa por estar abierta las 24 horas, estaba la alcaldesa de Ahora Madrid, Manuela Carmena, a su lado el socialista, Antonio Miguel Carmona, y un poco mas allá, el también socialista Ángel Gabilondo y la presidenta de la Comunidad, Cristina Cifuentes. Para después, volver a reunirlos a todos en el otro lado de la calle, en la sede de UGT.
Allí, en la calle Hortaleza, frente por frente a la iglesia de San Antón, tuvo lugar el acto institucional de la fiesta de los abuelos, que, desde hace 17 años, organiza Mensajeros de la Paz. Y allí, ante los líderes políticos madrileños y los sindicales de toda España, el Padre Ángel pidió «un pacto social para los mayores». Y, más en concreto, solicitó a la presidenta de la Comunidad y a la alcaldesa de Madrid que «mantengan su compromiso social con los más ancianos».
Desde «la casa del pueblo, que hoy es también la de los abuelos», el fundador de Mensajeros recordó que gracias a las pensiones de los abuelos «se llenan platos de comida y se pagan facturas». Y concluyó, «por todo lo que les debemos a los abuelos, os pido que, en esta nueva etapa política que comienza, no les olvidéis».
Antes del Padre Ángel, había intervenido Cándido Méndez, que comenzó ofreciendo la total colaboración del sindicato UGT con «el santo itinerante» que, a su juicio, es el Padre Ángel. Después,aseguró que, gracias a los abuelos «España pudo dar un gran salto adelante». Por eso, pidió para ellos «pensiones dignas, viviendas inembargables, asi como la creación de la figura del Defensor del Mayor».
Cifuentes prometió volcarse
Tras entregar uno de los diplomas, Cristina Cifuentes prometió «volcarse con los abuelos». «Voy a trabajar por las personas mayores para mejorar sus condiciones y hacer que disfruten de su envejecimiento», dijo la presidenta.
Pero la estrella de la jornada fue sin duda la alcaldesa Manuela Carmena. Tiene carisma y la gente la quiere. A duras penas pudo salir de la iglesia de San Antón y cruzar hasta la capilla desacralizada de la UGT. Todo el mundo quería felicitarla y hacerse fotos con ella.
En su intervención (sin papeles), Carmena reivindicó a los mayores, como ella. «Porque cumplir años es maravilloso y lo puedo decir alto y claro, porque pertenezco a este club de los abuelos». Y tras reconocer que la ancianidad es un privilegio de los países desarrollados, los invitó a ser «protagonistas».
«Que no nos traten como niños grandes. Tenemos la suficiente experiencia para hacer de puente entre las generaciones. Quisiera contagiaros mi ilusión. Valemos muchísimo. Tenemos un enorme talento. No podemos reducirnos a hacer mariposas de papel o a regar las flores», concluyó la alcaldesa entre aplausos y vítores.
Antes, había tenido lugar la misa, oficiada por el obispo emérito de Segovia, Luis Gutiérrez, acompañado por el padre Angel y por dos sacerdotes abuelos. En la iglesia no cabía un alfiler. La música bellísima del coro Alborada y de la banda de música de Morata de Tajuña.
El obispo, en la homilía, glosó el pasaje de la multiplicación de los panes y aseguró que «o bien la Iglesia hace gestos de este tipo o no hará mella en la gente». Y, además, invitó a los hijos a ejercer la gratitud hacia sus padres ancianos, que tanto se lo merecen. «Están cargando con nietos e hijos porque no hay trabajo».