Turquía, laica por Constitucion, ha registrado un aumento del islam y sus símbolos en la vida pública bajo la batuta de Erdogan Mujeres y hombres están segregados en los actos del AKP
«No pude ir a la universidad porque mi padre no me dejó. Porque me habrían obligado a no llevar esto», dice Özge Tokat tocándose el velo que deja su rostro al descubierto. La mujer sale con su hija de un mitin en Estambul del presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan.
Desde su llegada al poder (en 2003), primero como primer minsitro, Erdogan ha abolido la prohibición de vestir el velo en las universidades, lo ha autorizado entre las funcionarias y, el pasado septiembre, también lo permitió entre las estudiantes mayores de 10 años.
«Nos ha dado más libertad a las mujeres con velo», asegura Tokat. Una reforma que buscaba ampliar el alcance de la educación y cumplir ciertas demandas de la Unión Europea de cara a un potencial ingreso de Turquía.
Pero también un cambio que abrió la puerta a una creciente presencia del islam en la vida pública de un país constitucionalmente laico. Sin ir más lejos, mujeres y hombres estaban segregados en el mitin presidencial al que acudió Tokat.
LOGRAR VOTOS
«El secularismo ha caído en Turquía», lamenta Onur Romano, de Ateizm Dernegi (Asociación de Ateísmo), que engloba a los no creyentes. «Desde el principio, este Gobierno ha estado usando la religión para lograr votos. Así que el que Erdogan haya hecho campaña con un Corán en la mano no nos sorprende», añade.
«No creo que estén tratando de convertir a Turquía en un país regido por la sharia como Irán», matiza después, «porque la gente está suficientemente educada como para no dejar que eso pase. Pero, al mismo tiempo, es lo bastante analfabeta como para creerse lo que dice el AKP» (el Partido de la Justicia y el Desarrollo, fundado por Erdogan).
La presencia de turbantes, barbas, velos y otros símbolos islamistas ha aumentado en los mítines gubernamentales con el paso de los años. También lo hace en otras esferas de la vida pública. «Nuestros estudiantes son cada vez más conservadores», explica Mustafa Gölka, presidente de la rama estambulí del sindicato de profesores Egitim-Sen.
CALENDARIO RELIGIOSO
«Por lo general, la gente con estudios superiores solía votar al Partido Republicano Popular (CHP), pero ahora, si miras las estadísticas, no», continúa Gölka. Según varios analistas consultados por este diario, el Gobierno usa la religión como herramienta de control social.
El apunte quizá más ilustrativo lo aportó una fuente cercana a Erdogan a diplomáticos estadounidenses destacados en Turquía, y se filtró gracias a WikiLeaks: «Erdogan cree en Dios. Pero no se fía de él».
«Se casan antes, guardan fiesta los días señalados del calendario religioso… En Turquía, podríamos decir que la mitad de la población no tiene nada que ver con este sistema de educación suní. Nosotros también pagamos nuestros impuestos, y ellos tratan de adoctrinar a nuestros hijos».