Un profundo panorama sobre Medio Oriente, región en la cual se entrecruzan religión, economía y política, es el que brindó el analista internacional Galeb Moussa en esta entrevista con Resumen Latinoamericano. Periodista, miembro de la comunidad islámica en Argentina y conductor del programa “Bajo la lupa”, que se emite por AnnurTV, Moussa fue claro en apuntar al Estado de Israel como el principal causante de los conflictos en Medio Oriente.
También analizó el Islam, religión que tiene el mayor número de seguidores en el mundo y que en la actualidad está bajo el ataque permanente de Estados Unidos y los medios de comunicación que controla, artífices, según Moussa, de ser los responsables de tergiversar los preceptos de una religión que no sólo abarca a los países árabes.
Moussa también se refirió a las dos grandes corrientes dentro del Islam, el chiísmo y el sunnismo, marcando sus diferencias y las líneas que desarrollan. Además rechazó que organizaciones como el Estado Islámico (EI) y Al Qaeda pertenezcan al mundo musulmán.
-¿En qué momento Estados Unidos decide apuntar al Islam como su enemigo número uno?
Ante la caída de la Unión Soviética, denominar al Islam como enemigo número uno no surge de manera natural sino que fue anunciado y proclamado por Henry Kissinger. Y eso no lo eligen de la noche a la mañana, porque lo que hacen las potencias hegemónicas es planificar a cincuenta años de distancia. Por lo tanto, imaginan un nuevo orden mundial donde el islam tiene que ser erradicado para que ese nuevo orden pueda establecerse.
El Islam no es una cuestión monolítica, aunque es uno solo. Las bases son las mismas: un solo Dios, un mismo Profeta (Mahoma) y un mismo libro, el Corán, para todos. Pero tenemos musulmanes asiáticos, como en Indonesia, China y Malasia, Kazajistán, Uzbekistan. Al Islam no lo profesan solamente los árabes, y árabe no es sinónimo de Islam. El Islam tiene mil cabezas, entonces ¿cómo hacés para sujetarlo? Tenés que tratar de crear pequeños focos de incendio para que se consuma cada cabeza una a una. A eso se deben los problemas que tenemos en el Asia Central, en Medio Oriente y ahora en Europa. Recordemos lo que pasó en la disuelta Yugoslavia, cuando los croatas y serbios atacaban a los musulmanes de Bosnia. Esto viene orquestándose desde hace mucho tiempo, potenciado a partir de los atentados a las Torres Gemelas en 2001, que fue el punto de partida de una ofensiva más feroz hacia el Islam. En Argentina nunca existió esto. Nosotros convivimos en un barrio como Floresta, mayoritariamente habitado por judíos y musulmanes, donde obviamente la mayoría son cristianos.
-Desde Estados Unidos se ataca a Irán, Siria y a la organización libanesa Hezbollá, que tienen en común la corriente chiíta del Islam. ¿A qué se debe esto?
El chiísmo no fue cooptado, porque mantiene su independencia y un Islam original; porque el chiísmo no se ha rendido a los deseos de las potencias hegemónicas y por eso triunfó la Revolución Islámica de Irán (1979), de la mano del imán Jomeini, enarbolando las banderas que remontan al imán Husein, nieto del Profeta, asesinado junto a 72 de sus familiares y compañeros en Kerbala hace 1400 años y que todavía seguimos recordando. Lo paradójico es que Hezbollá es un partido político en el Líbano, con un brazo armado. Es una resistencia a la ocupación israelí y funciona como una protección del Líbano. Más allá de que haya intervenido en Siria, también lo hizo para proteger al Líbano de estas bandas takfiríes, wahabitas, salafistas, representadas por el Frente Al Nusra, Al Qaeda y el Estado Islámico que son de la corriente, teóricamente según dicen ellos, sunnita. No los considero ni sunnistas ni musulmanes, pero tienen varios sponsors: Arabia Saudita, Qatar, Turquía, paradójicamente países de mayoría sunnitas. Observemos el mapa de alianzas y vemos que Arabia Saudita es aliado estratégico de Estados Unidos; en Qatar estaba la comandancia general del Ejército de Estados Unidos cuando fue la invasión a Irak en 2003; Turquía tiene un tratado de defensa mutua con Israel. La demonización viene contra aquellos que se oponen a las potencias hegemónicas y a los que son una resistencia antiimperialista. El Islam, tanto para sunnitas como chiítas, tiene el componente del término medio. Si lo mirás desde la derecha, el Islam te va a parecer de izquierda; si lo mirás desde la izquierda el te va a parecer de derecha, pero en realidad es un camino justo, es un camino del término medio.
-Aunque países como Irán o Siria se reivindiquen antiimperialistas, sus políticas tienen un fuerte componente de capitalismo de Estado. ¿Cómo se explica esto?
Irán es un país capitalista, pero en su estructura industrial, empresarial y comercial tiene un componente mixto entre el Estado y los inversores privados. Ahí también se ve el camino medio. Siria ha sido gobernada por el Baaz, el partido socialista sirio, un partido que miraba más hacia la Unión Soviética que hacia Estados Unidos. ¿Qué país no es capitalista? Esa es la pregunta fundamental. ¿Qué país no es capitalista cuando todos dependemos del capital para poder vivir? Un sistema que nació con el dinero, con el invento de las finanzas y la usura. No nos gusta pero es lo que hay. La Unión Soviética era capitalista, no existe comunismo real si ya partimos de que había jerarquías y algunos vivían mejor que otros, y se diluye la idea, un poco utópica, de que todos somos iguales. Cuba podría ser una definición un poco más cercana a ese ideal del comunismo, pero también tiene sus bemoles, como es el turismo que se mueve en base al ingreso de divisas desde el extranjero. No iría tanto por la idea de la ideología política, sino que iría por el lado de la actitud o de la posición que se adopta, ya sea desde un Estado o en una concepción personal. En eso sí el chiísmo se diferencia, porque es la propuesta para la libertad absoluta del hombre, salvo la dependencia con Dios.
Líbano es un país cuasi occidental, pero tiene un problema: se rige por un sistema confesional, no así Siria que tenía un sistema más parecido a Cuba, con un régimen de partido único, y ahora se ha abierto a otras opciones. En Líbano, Hezbollá hoy está abogando por el voto directo. E Irán, tan vapuleado y estigmatizado, es una democracia real donde el pueblo vota y donde, incluso, aquellos que no tienen una masa de votos importante, tienen un lugar en el Parlamento, como expresión de las distintas minorías que existen en el país.
-¿En la actualidad qué rol juega Israel en Medio Oriente?
La relación estrecha, íntima, cuasi pornográfica entre los Estados Unidos e Israel garantiza que Israel sea parte del plan dirigido al Medio Oriente. Con el conflicto de Siria siempre han sido actores principales, sobre todo en la región del Golan. No es que ahora está bombardeando Siria, porque ya había bombardeado dos centrales nucleares. Siria ha mantenido estoicamente su posición respecto a conducirse por la vía diplomática para reclamar la devolución de los Altos del Golan, y eso los israelíes no lo soportan. La lógica de Israel es la violencia, la guerra, el terrorismo y la opresión. Cuando uno habla de esta manera sobre el Estado de Israel le llueven las acusaciones de antisemita y judiófobo. Antisemita es un término que está secuestrado por el sionismo, porque el 90% de los judíos en el mundo no son semitas, son de raza aria o eslava, son asquenazi, son de origen europeo. Son muy pocos los que quedan judíos-árabes, judíos-sefaradíes, o judíos-etíopes, que son bastante maltratados en Israel. El término antisemita está secuestrado por el sionismo, como parte del plan de victimización y camuflaje con respecto a las acciones que realizan.
-¿Los objetivos de Israel en Medio Oriente han cambiado?
Israel tiene un objetivo, como lo muestra su bandera: expandirse del río Nilo al río Éufrates. Estamos hablando de Egipto e Irak, atravesando Líbano y Siria. Que no se diga que eso es un panfleto o un invento, hay demasiados testimonios al respecto y las dos franjas de su bandera lo ejemplifican. A Israel poco le importa lo que su estrecho aliado, Estados Unidos, pueda proponer como planes de paz para Medio Oriente o Palestina. Al final del camino, Israel va a seguir su objetivo y no lo va a abandonar. Hay algo que siempre le digo a los sionistas que me tengo que enfrentar: la excusa para invadir el Líbano fue que allí estaban los campamentos palestinos y la comandancia principal de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP). En 1984 se retiró la comandancia de la OLP y se trasladó a Túnez, donde después Israel los ultimó. Sin embargo, Israel siguió en el Líbano hasta que los echó Hezbollá en el 2000. Preguntémonos por qué si ya no estaban aquellos que los hostigaban. ¿Por qué siguió ocupando el Líbano? Y lo sigue ocupando en una pequeña porción, que son las Granjas de Sheeba, una franja de 20 o 30 kilómetros, que debajo tiene un acuífero. La razón era el robo de la tierra, del húmus y el agua, tan necesarios en el norte de Israel para los granjeros. Es la misma lógica para ocupar el Golán, porque lo necesitaban los granjeros israelíes. Estamos ante un Estado que ni siquiera respeta a sus aliados, es un lobo salvaje lanzado en medio un vasto campo para que haga lo que quiera.