Tres son los elementos que se conjugan para formar el concepto de laicismo. El primero se aplica a la sociedad civil y el segundo a los poderes públicos. Sólo el tercero, aplicado a la escuela republicana, es problemático y nos obliga a salir del marco estrictamente jurídico. Pensar en la escuela laica no es pensar en un simple espacio de tolerancia, sino en un espacio alejado, en la medida de lo posible, de la sociedad civil; es por tanto a la teoría de lo que se hace en la escuela -teoría que engloba tanto la cuestión del saber como el concepto de autoridad- a la que debemos remitirnos.
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