España fue de los países que más tardó en despenalizar los métodos anticonceptivos debido al profundo sentimiento religioso que imperaba en el franquismo.
Tal día como hoy -pero de 1978- la píldora anticonceptiva dejó de ser ilegal en España. Nuestro país fue uno de los que más tardó en tomar una decisión que negaron los sectores más conservadores de la sociedad, especialmente la Iglesia.
Muy confundido estaba su creador John Rock,a quien se le atribuye el origen del anticonceptivo en la década de los 50. Ayudado por Goodwin Pincus y Min Chueh Chang, el científico estadounidense pensó que su invento sería bien aceptado por los católicos, dado que podría ayudar al control natal de la población.
Apenas diez años después se empezó a comercializar este novedoso método, ya totalmente implantado en la sociedad, pero la Iglesia condenó sin miramientos su utilización. La píldora no tenía cabida en el franquismo y, considerada contraria a la familia por los más conservadores, se vertieron sobre ella todo tipo de falsedades, incluso que provocaba cáncer o que mataba. Hay que tener en cuenta, además, que durante la dictadura se fomentaba todas las reformas que tenía que ver con un fomento de la natalidad.
Despenalización de los métodos anticonceptivos en España
El concepto de los métodos anticonceptivos ha estado presente desde tiempos inmemorables. Según cuenta Ana Martos en su libro Breve historia del condón y de los métodos anticonceptivos, recogido por El País, desde Aristóteles ya utilizaban “recetas para matar el esperma”, aunque estos métodos eran de más que dudosa fiablidad y salubridad.
Si lo pensamos bien, en la actualidad y gracias a los adelantos de la ciencia; la píldora no es sino uno más de los muchos que existen y al que se le suman el preservativo, el anillo, los parches, etc. Algunos de estos métodos tienen además función reguladora y ayudan a las mujeres cuya menstruación no siempre cumple los mismos plazos.
Sin embargo, en nuestro país no es hasta 1978 cuando se despenaliza el uso, no solamente de la píldora, sino de cualquier otro anticonceptivo. Se hizo a través del proyecto de ley de Despenalización de la venta y divulgación de anticonceptivos, al que el Congreso dio luz verde el 26 de abril. El 1 de septiembre la Cámara emitió un dictamen a través del cual se eliminó del artículo 416 del Código Penal, referente a este hecho. Ya el 11 de octubre de 1978 se despenalizó formalmente la píldora tras la publicación de la Ley 45 de 7 de octubre.
Fuente: Blog de la historia de la anticoncepción en España.
Alianza Popular, en contra
Los debates parlamentarios en torno a este hecho comenzaron en la primavera del año dn que también se aprueba la Constitución. Un año antes, el Gobierno de Adolfo Suárez había remitido la cuestión a las Cortes. No obstante, y aunque los dictámenes ya habían prosperado, la despenalización absoluta de los anticonceptivos tuvo que esperar a después del verano.
Alianza Popular fue uno de los que votaron en contra de la reforma del Código Penal, que salió adelante con el concurso de socialistas, comunistas, la UCD y Minoría Catalana (Convergencia). Hasta ese momento, la ley castigaba a quienes recetaran, vendieran o dieran publicidad “con cualquier género de propaganda” los “medicamentos, sustancias, objetos, instrumentos, aparatos, medios o procedimientos” que fueran “capaces de evitar la procreación”.
Breve historia de la píldora en nuestro país
No es ninguna sorpresa que antes de su legalización la píldora anticonceptiva ya se vendía. De hecho, sus efectos pudieron verse en seguida en la natalidad, que bajó del 21,5 x 1000 al 19,4 x 1000 en 13 años.
Por supuesto, la aprobación de este y el resto de métodos fueron celebrados por gran parte de la sociedad y los sectores feministas; ya que abrió la puerta a poder decidir a las mujeres y a sus parejas cuándo querían tener hijos y cuántos.
Todavía hoy la píldora -como se le llama normalmente- se encuentra algo estigmatizada y son muchas las personas que tienen miedo a tomarla, debido a los efectos secundarios que pueden derivar de ella. Lo cierto es que cada cuerpo es un mundo y si algo permite precisamente la ciencia es poder elegir qué método utilizar en función de las posibilidades de cada persona y siempre supervisado por alguien experto en la cuestión.
