En la víspera de la llegada del Papa Benedicto XVI a Madrid con motivo de la celebración de la Jornada Mundial de la Juventud, alrededor de 20.000 personas han colapsado el centro de la ciudad manifestando que quieren “un estado laico”, a la vez que muestran su rechazo a la financiación de esta celebración religiosa con dinero público.
“No se puede consentir que eventos religiosos como éste se subvencionen con dinero público mientras estamos sufriendo recortes en sanidad, educación, etc.”, afirma uno de los asistentes a esta marcha que comenzó siendo pacífica y multitudinaria en Tirso de Molina. Nadie esperaba que la marcha fuera secundada por tantas personas disconformes con la llegada de Benedicto XVI y, tras él, miles de peregrinos de todas partes del mundo. La cantidad de gente sorprendió tanto a la policía como a las organizaciones que convocaron la manifestación: Europa Laica, Redes Cristianas y AMAL (Asociación Madrileña de Ateos y Librepensadores).
“Nos ha desbordado el número de asistentes”, reconoce Francisco Delgado, de la asociación Europa Laica, pero se alegran de que exista tanta gente que quiere “normalizar aconfesionalmente” el laicismo del país. El punto negativo lo pone la policía, ya que según Delgado los manifestantes han sufrido una “falta de apoyo” de las fuerzas de seguridad del estado al entrar en la plaza de la Puerta del Sol, donde los manifestantes laicos han entrado en contacto con varios grupos de peregrinos, con su correspondiente acreditación de la JMJ.
LA PUERTA DEL SOL, CONTÍNUO PUNTO DE ENCUENTRO
Y es que la céntrica plaza de la Puerta del Sol ha vuelto a ser, tras el desalojo del movimiento 15-M, el punto de encuentro de argumentos enfrentados. Por las calles de Carretas, de Espoz y Mina y la Calle de la Cruz han ido bajando miles de personas hacia el ‘Kilómetro Cero’, donde la policía intentaba cerrar la plaza para que no hubiera incidentes con los peregrinos que pasaban por allí. A partir de ahí comenzaron las provocaciones verbales, las tensiones y las divisiones. Algunos de los manifestantes intentaron que la policía abriera la plaza para lograr seguir el recorrido de una “manifestación legal”, según defendía uno de ellos, pero no apoyada ni por el Ayuntamiento ni por la Comunidad, quienes veían en la marcha “una provocación”, como declaró Ana Botella, número dos del ayuntamiento madrileño.
LA POLICIA, DESBORDADA
La policía nacional y municipal no esperaba tal masificación en la Puerta del Sol, por lo que tuvieron que pedir más refuerzos para intentar contener a los manifestantes, que tenían el permiso de la delegación del Gobierno en Madrid para pasar por la plaza, y también a los peregrinos participantes de las Jornadas Mundiales de la Juventud. “Los servicios de la policía se han visto desbordados”, declara Raquel Mallavibarrena, de la asociación Redes Cristianas. Al llegar a Sol la manifestación se dividió, ya que la policía dificultó seguir el recorrido pactado y mucha gente se quedó en Sol y los alrededores. “Hemos tenido que retrasar la llegada y la lectura del manifiesto”, reconoce Raquel, “pero estamos contentos porque hemos seguido el recorrido previsto”. También afirmó que “lamentamos la tensión y la actitud de la policía”, ya que “es una manifestación de talante respetuoso y pacífico”.
Al terminar la marcha, la policía ha cargado contra los manifestantes que aún permanecían en la plaza de la Puerta del Sol entrando en provocaciones con los grupos de católicos que pasan por el centro de la ciudad. Casi veinte furgones de la policía nacional han sido necesarios para evacuar la madrileña plaza. El resultado final de la marcha pacífica cuenta con seis detenidos, cuatro hombres y dos mujeres, al enfrentarse con la policía que les impedía el paso para continuar con la manifestación.
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