La vicepresidenta primera, María Teresa Fernández de la Vega, anunció ayer que el Ejecutivo está preparando ya la visita que José Luis Rodríguez Zapatero realizará el próximo mes al papa Benedicto XVI en el Vaticano. Será el segundo encuentro entre el Pontífice y el presidente español, tras la reunión que mantuvieron en julio del 2006 en Valencia, con motivo de las jornadas mundiales sobre la familia. En este caso, no obstante, hablará y actuará como presidente rotatorio de los 27 países de la Unión Europea, un matiz que, tras la polémica reforma de la ley del aborto aprobada por el Gobierno, puede que el Papa no tenga en cuenta.
ENCUENTRO CON JUAN PABLO II / Cuando Zapatero visitó por primera vez el Vaticano, en junio del 2004, tres meses después de llegar a la Moncloa, Juan Pablo II ya le recriminó el giro laico que estaba dando España, cuando por entonces el Ejecutivo del PSOE solo había anunciado el matrimonio entre homosexuales y los cambios en la ley del aborto.
Después del Consejo de Ministros, la vicepresidenta De la Vega no quiso aportar ningún detalle más y dijo que la visita es la que habitualmente hacen los presidentes semestrales de los Veintisiete, por lo que no espera que se abunde en la relación bilateral.
Los preparativos del viaje los están dirigiendo el embajador de España ante la Santa Sede, Francisco Vázquez, y el cardenal Antonio Cañizares, prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos.
Fuentes del Gobierno central mantienen que su relación con la Iglesia española, tras unos años en los que se multiplicaban las manifestaciones masivas contra las iniciativas legislativas del Ejecutivo, es «mejor de lo que se cree».
LAS «INJERENCIAS» DE LA IGLESIA / Esas protestas, que en su momento el Gobierno vio como «injerencias», ya fueron analizadas con detalle por Zapatero y el nuncio de su Santidad en España, monseñor Manuel Monteiro de Castro, en febrero del 2008, cuando los dos se tomaron un «caldito» en la Nunciatura.
Su último encuentro con el Pontífice, en julio del 2006, fue «extremadamente cordial», según fuentes de la Moncloa, y en él el Papa pidió al presidente una «solución justa» para las desavenencias: las leyes sobre biomedicina, los símbolos religiosos y el aborto.